My first & last ↬ Markhyuck [NCT]

Capítulo 38

Despertar a la mañana siguiente jamás había sido tan duro como aquel día, su cuerpo estaba cansado y adolorido y él solo quería seguir durmiendo por muchas más horas, pero las ganas insaciables de tomar agua –además de las ganas de orinar– hicieron que se quejara cuando abrió los ojos. Era de día y no haber cenado la noche anterior estaba teniendo repercusiones porque su estómago gruñía por la falta de comida.

Girándose sobre la cama, pudo darse cuenta de que solo tenía puesta la ropa interior al igual que Mark, quien dormía pacíficamente a su lado mientras que mantenía un brazo a su alrededor de forma protectora. Con una pequeña sonrisa y con los recuerdos de la noche pasada, se preguntó si todo aquello había sido un sueño, pero las claras marcas de rasguños en el cuerpo de su novio, además de un dolor apenas perceptible en su parte baja, dejaba bastante en claro que aquello no había sido un sueño ni parte de su imaginación.

Se sentía... feliz. Realmente lo estaba y no podía dejar de repetirse que aquello había sido fantástico, disfrutó cada segundo en que se mantuvo unido al mayor. Amó cada beso, cada caricia, cada uno de los rasguños que había quedado marcado en la piel de Mark.

—Makku —lo llamó de manera melosa mientras lo abrazaba. —Makku, despierta... Donghyuckie tiene hambre~

—Amor... —se quejó, afianzando su abrazo en su cintura y apegándolo más hacia su cuerpo. —Es muy temprano aún, sigamos durmiendo.

Donghyuck arrugó la nariz, deshaciéndose del agarre de su novio y saliendo debajo de las mantas porque realmente quería ir a orinar. Mark se quejó, pero lo dejó ir y Donghyuck corrió fuera de la habitación al baño que estaba justamente en el pasillo donde estaba el cuarto que compartía con su novio. Hizo cada una de sus necesidades básicas y cuando estaba lavando su rostro para despertar un poco mejor, pudo darse cuenta de los grandes chupetones que Mark había dejado en su cuerpo; tanto como en el cuello como en el torso. Rápidamente un sonrojo se apoderó de su rostro y una sonrisa se asentó en sus labios haciéndolo sentir como un niño.

Lavó sus dientes con sus pensamientos en las nubes y cuando al fin terminó, se dirigió a la habitación nuevamente, su estómago gruñía del hambre que tenía y si no comía pronto, estaba seguro que se desmayaría del hambre.

—Mark hyung —lo llamó suavemente entrando a la habitación y sintiendo un viento frío recorrer su cuerpo al estar solamente con la ropa interior puesta. Habían olvidado cerrar las ventanas la noche anterior, así que se apresuró a cerrarlas. Mark –quien ya había despertado– lo siguió con la mirada desde la cama.

—¿Sí?

—¿Puedes prestarme esa camisa tuya que tienes? La que me queda grande —pidió con una pequeña sonrisa y Mark de inmediato asintió.

Estaba seguro que estaba bajo un hechizo ante tal sonrisa tan bonita y ojos tan brillantes. Creía que jamás podría negarse ante algo que Donghyuck le pidiera.

—Claro, bebé. Está en el armario —apuntó con su cabeza donde habían acomodado la ropa de ambos. —¿Vas a bañarte ahora o luego?

—Puedes ir tú si quieres —Donghyuck se encogió de hombros, poniéndose la camiseta que le había pedido al mayor y seguidamente se ponía un pantalón de chándal. —Iré preparando el desayuno mientras. Luego me bañaré yo.

—Bien —Mark se levantó de inmediato, también solamente utilizando su ropa interior. Se acercó hacia el armario para tomar su ropa, pero antes se detuvo frente a Donghyuck, mirando directamente su cuello porque la camisa que tenía puesta revelaba gran parte de su torso superior. —Sé que es peligroso dejar marcas, pero aún así no deja de ser fascinante verlas en ti —musitó, su dedo acariciado lentamente la piel del menor antes de sonreírle e inclinarse hasta que su nariz rozó la del contrario. —Buenos días, mi amor.