Capítulo 1:

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No me lo creía. Pensé que me estaban gastando una especie de broma, aunque con esas cosas no se bromea. Se me echó el mundo encima, escuché a mi padre llorar y con eso fue suficiente para darme cuenta de que no era ninguna broma.
Salí de trabajar antes de lo normal por la noticia que me había comunicado mi padre hacia pocos minutos atrás. Quería cerrar los ojos y pensar que al abrirlos todo esto habría pasado, pero supongo que esto es otra dificultad más de la vida que hay que superar o por lo menos intentarlo.
Llegué a esa casa grande en la que me crié y la que abandoné tan solo hace un año para independizarme. Me sequé las lágrimas y abrí la puerta aunque con algo de dificultad porque me temblaba todo el cuerpo. No quería imaginar como estaría todo allí dentro.
Al entrar encontré a mi padre apoyado en la pared con los ojos cerrados, llorando.
Me acerqué corriendo a él y lo abracé, esto era demasiado.
- ¿Se la han llevado ya?
- Sí, no podía estar con ella más, necesito tranquilizarme un poco antes de volver a verla.
Una hora despues llegamos al tanatorio.
Ahí estaba mi madre, la única mujer que hubiera dado la vida por mí, la que me protegía cuando era pequeña y de alguna manera hasta hace poco también lo hacía.
Estaba ahí tumbada, tan guapa como siempre incluso en aquel estado. Rompí a llorar otra vez sin darme cuenta, y caí en la cuenta de que mi función de aquí a algunos meses sería llorar.
Mi padre entró después de mí y repitió el mismo proceso que yo. No aguantaríamos allí mucho más tiempo y menos con toda la familia allí.
*****
El entierro fue unos días después. Estuve con mi padre en casa un mes, haciéndonos compañía el uno al otro. Nos necesitábamos en ese momento. Pedí la baja en el trabajo y así poder asimilar un poco todo esto.
Volví al trabajo después de la baja e intenté hacer mi vida, sin que se me viera demasiado afectada, necesitaba volver a la rutina porque si no acabaría con un problema grave.
Visitaba a mi padre de vez en cuando e intentaba subirle el ánimo. Tendríamos que superarlo juntos o separados, pero había que superarlo.

Estaba harta de estar todos los días dándole vueltas a lo mismo, no podía más. Siempre pensaba en la misma desgracia, estuve tan mal que no me acordé de la persona a la que consideraba mi mejor amiga. No cogí el móvil en ningún momento y con el trabajo tampoco tenía tiempo de nada. Creo que ella se enteró de lo sucedido pero no fue por mí.
No fue al entierro porque mi padre le pidió que no fuera ya que le tiene pánico a estos tipos de temas y también estaba en otro país por trabajo.
****
Estaba en casa viendo una película y dejé de prestarle atención cuando empecé a pensar que sería de Alice, mi mejor amiga. Ella estaba en Londres trabajando, algo que yo quería hacer desde que era pequeña junto a ella, solo que a ella le salieron bien los planes.
De repente recordé lo que me decía mi madre cuando yo era pequeña:
- Si alguien te dice que lo que quieres es imposible demuestrale que no hay nada imposible en esta vida. Si tienes un sueño, intenta seguirlo aunque te cueste.

Recordaba ese momento en el que me lo decía como si fuera ayer. Me di cuenta de que tenía razón y seguramente si ella estuviera aquí estaría orgullosa de mí si en vez de pasarme los días llorando luchara por lo que quiero.
Ya sabía lo que quería hacer e iba a poner todas mis ganas en que me fuera bien. Al día siguiente se lo comunicaría a mi padre y pronto saldría de aquí.
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- Papá me voy a vivir a Londres. Dejaré mi trabajo y me buscaré la vida, pero aquí no estoy cómoda, no aguanto más.

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