Capítulo 21:

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¿Y si después de esto se iba y no volvía a dirigirme la palabra? 

Noté como se apartó de mí bruscamente, cosa que hizo que necesitara sus labios de inmediato pero al abrir los ojos no podía dar crédito a lo que estaba viendo.

-¿Qué coño haces aquí? -dije en un susurro para luego gritarle. -¡Qué coño haces aquí he dicho!

-Oh Anna veo que sigues igual... -dijo acercándose a mí tocándome la mejilla y sonriendo de una forma que odiaba.

-Derek ¡me das asco! ¡Apártate de mí! ¡Fuera de mi vista! -dije apartándole la mano y retrocediendo un paso.

-¿No la has oído imbécil? ¡Que te vayas! -dijo Nath empujándolo.

-¿Quién eres tú? -dijo señalándolo- ¿su nuevo novio? Veo que vas rápido Anna...-dijo mirándome.

-Eres un puto gilipollas Derek ¿Qué coño haces aquí? -dije acercándome a ellos así que Nathan retrocedió a mi altura.

-Vengo a llevarme lo que es mío. -dijo sonriéndome otra vez con esa sonrisa repugnante.

-Ni la toques. -dijo Nathan poniéndose delante de mí. -le pones una mano encima y juro que te mataré.- dicho esto Derek le dio un puñetazo en la cara a Nathan a lo que yo no pude evitar pegar un pequeño grito.

-¡Déjalo! ¡Parad! -dije a punto de echarme a llorar pero nadie me hacía caso así que decidí meterme en medio, cosa que no fue buena idea porque me llevé un golpe en la cara que me dejó en el sitio.

NARRA NATHAN:

¿Se puede saber quién coño es este gilipollas y por qué está aquí intentando llevarse a Anna? Ya puede intentarlo todo lo que él quiera pero no se la va a llevar.

Pude ver como ese bastardo le daba un golpe en la cara a Anna y esta no se movía.

-¡Hijo de puta! ¿Qué coño intentas imbécil? ¡Vete de aquí! -le dije para luego darle un golpe en la barriga e ir corriendo a por Anna para llevarla a casa ya que estaba algo pálida y con la mirada perdida. ¡Qué alguien me explique de dónde ha salido ese tío y por qué tiene algo que ver con Anna!

Pedí un taxi y cogí a Anna en brazos ya que habíamos venido andando. ¡Qué no le haya pasado nada por dios! Necesitaba saber como protegerla de ese tipo. Necesitaba que me contara quién era ese tío y porqué le tenía tanto asco aunque por la forma tan repugnante en que la miraba es normal que le tenga asco.

La subí a mi casa para luego tumbarla en la cama,darle algo de agua y curarle el golpe. Me puse frente a ella apoyado en mis rodillas.

-Nathan... -dijo ella tan débil.

-¿Qué Anna?

-Lo siento. -dijo mirándome con los ojos llenos de lágrimas. Lo primero que hice fue abrazarla con todas mis ganas. Ella mojó mi camiseta ya que lloraba como nunca y yo lo único que podía hacer era abrazarla y escucharla porque realmente no sabía que tenía que ver con ese tal Derek.

-Tranquila. -dije y noté como respiraba hondo una y otra vez para calmarse. -¿me contarás quién es ese tal Derek? -dije intentando no presionarla.

-Ese imbécil...-dijo separándose de mí para mirarme con los ojos llenos de lágrimas. -me hizo tanto daño. Era mi novio y me arrepiento tanto de ello. -le caían las lágrimas otra vez.

-Está bien, continúa, tranquila. -dije quitándole las lágrimas de las mejillas con el pulgar.

-M-me engañó con una antigua amiga y me pegaba.

Me quedé completamente petrificado. Ese hijo de puta las iba a pagar. Ella no se merecía eso y lo tenía más que claro. No dejaría que eso le volviera a pasar. Nunca.

-Cuando yo le decía lo que sospechaba él me pegaba porque decía que eso era mentira y luego me pedía perdón y me decía que yo era suya...me enamoré Nathan. -dijo llorando en mi hombro, en cualquier momento me iba a poner a llorar yo. Esto no debería de haberle pasado a ella. Quería darle todo su merecido al gilipollas de Derek. Yo tenía que ayudarla a superar esto. Ella me ayudó a mí desde el primer momento y sin conocerme. -Cada vez lo hacía más a menudo y más fuerte pero un día cogí la maleta y me fui de la casa donde vivía con él hasta otra ciudad donde vivían mis padres. No me lo encontré durante 1 año hasta ahora...No quiero que me haga más daño Nathan, no quiero nada que me relacione con él, no puedo... -dijo cerrando los ojos intentando impedir la salida de más lágrimas pero sus esfuerzos fueron en vano.

-Anna, yo...no sé como tratar esto pero si dan ganas de matarlo y de partirle la cara hasta que ya no se pueda más. Escúchame Anna -dije levantándole el mentón para que me mirara. -No voy a dejar que ese maldito gilipollas te vuelva a hacer daño. No más. -dije besándole la frente para después poner su cabeza en mi pecho y abrazarla más fuerte.

NARRA ANNA:

Me sentía débil, vulnerable y hacía tanto que no me sentía así, concretamente desde que Derek me trataba así. Pensé que no iba a sacar el tema nunca más y que él ya no me iba a buscar más, que ya se había olvidado de mí y me equivoqué. No podía más, no quería volver a eso.

Me sentía a salvo con Nathan, me estaba protegiendo y no sabía como agradecérselo. Necesitaba abrazarlo y él me estaba atendiendo como si fuera lo más importante. Estaba preocupado como nadie y nunca pensé que sería él el que me iba a atender en estos casos aunque sí pensé que me hubiera gustado que pasase.

Dijo que no iba a dejar que Derek me hiciera más daño y de alguna manera tenía la esperanza de que sería así pero otra parte me decía que ese bastardo iba a volver.

Tres horas más tarde pude dormir algo tumbada en el pecho de Nathan. Me sentía segura entre sus brazos. Nunca pensé que él sería tan importante en mi vida. Pensé que nunca iba a estar para mí y otra vez me equivoqué.

NARRA ALICE:

Oh sí, Eric se reía de mis comentarios, más bien de mí. Si lo que pretendía era sacarme de quicio lo estaba haciendo muy bien. Ahora en lo único que pensaba a parte del trabajo era Eric y más Eric porque no paraba de ser bipolar.

-¡Hola! -dije entrando a la sala asignada. -¿Qué tal Mike? Hola imbécil. -dije pasando de largo para sentarme al lado de Mike.

-¡Hola Alice! -dijo Mike abrazándome. Habíamos congeniado muy bien desde el primer día y últimamente salíamos fuera del trabajo para ir a comer por ahí o hacernos compañía. Se podía decir que ya tenía un amigo. Y un enemigo. -¿Preparada para la sesión de hoy?

-¿Imbécil? Pareces una adolescente que no sabe insultar. -dijo riéndose. -Hola mocosa.

-No te aguanto en serio. Inmaduro.

-¿Algo más que decir de mí?

-Imbécil es tu apodo. Podría decirte más cosas que pienso pero ese te define a la perfección. -Punto para mí. Dicho esto fui a prepararme para una larga sesión.

Invincible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora