Invincible.

Capítulo 7:

Me quedé bastante sorprendida, tenía toda la pinta de que lo acababa de dejar con su novia. Estaba confusa y no sé por qué, pero algo me decía que tenía que quedarme con él esta noche. Estoy segura que necesitaría a alguien con él, algo de apoyo, porque si era una infidelidad entonces lo comprendería a la perfección.

-Vámonos, ¡aquí ya hemos terminado! -dijo Jay con la misma alegría que tenía cuando habíamos llegado.

Ví como Nathan se acercaba para ir con los demás y fui al baño para que no se diera cuenta de que lo había estado escuchando. Salí del baño y vi como Nathan hablaba con Siva algo serio.

-Vamos Anna ¡que esto aún no ha terminado! -dijo Alice cogiéndome del brazo y no pude evitar sonreir de verla tan feliz.

-Bajar vosotros mientras, ahora voy.

Se fueron todos y Nathan había desaparecido pero no lo había visto salir de allí asique estaría en alguna habitación de por allí.

-Tom ¿puedo quedarme un rato aquí? Es que no me encuentro demasiado bien y no sé si irme sería lo mejor...¿te importa? -le llamé para ponerle esa excusa, que me quedó bastante convincente la verdad.

-¡Claro que puedes quedarte! ¿Necesitas que vaya o algo?

-No no, tu pásatelo bien, sólo dime si tienes alguna pastilla por aquí.

-Busca por alguna estantería de la cocina, que seguro que hay algo, cualquier cosa me llamas, ¡mejorate!

No me dió tiempo a decirle ni adiós, si realmente hubiera estado mala le hubiera jodido la fiesta.

Decidí quedarme algo de tiempo por el salón porque pensé que le gustaría estar un rato solo, pensar en las cosas y todo eso. Oí que se abría una puerta y como se acercaba, me levanté y no sé por qué pero me puse nerviosa.

-¿Qué haces tu aquí? -me dijo con la voz ronca, algo malhumorado y desconcertado por mi presencia, tenía los ojos algo rojos.

-Pues...que es que quiero hablar contigo, más bien tienes que hablar tú conmigo.

-¿Yo? Yo no tengo que hablar con nadie,me voy de aquí. -dijo con rabia.

-No, no te vas, y si te vas , te voy a seguir. -dije, sonando algo psicópata.

-Estás loca en serio. -seguramente tenía razón, y esos comportamientos no eran propios en mí, pero quería ayudarlo.

-Sí, puede ser, pero quiero hablar contigo.

-¡Dios mio! ¿Qué quieres? ¡Suéltalo ya! -dijo con algo de desesperación.

-Nathan, ¿por qué estabas sólo el otro día en la discoteca?

Se quedó sin palabras, muy confuso.

-Tú...¿Cómo..?

-Nathan, haz memoria, alguien te llevó a tu casa ¿recuerdas?

Abrió los ojos como platos recordando, al fín, que fui yo la que le llevó a su casa.

-Fuiste tú...por eso me sonabas tanto...¿Qué te dije?

-Algo así como que estabas solo, realmente solo.

Me miró y luego agachó la cabeza y apretó los puños.

-Nath -relajó los músculos al ver que le llamaba Nath- ¿Qué te ha pasado? En serio, quiero ayudarte... -dije lo más suave posible acercándome a él.

-No quiero hablar de ello, con que estés conmigo sobra. -me dijo, por fín, mirandome. Le sonreí porque sabía que realmente necesitaba algo de compañía o apoyo, llamadlo como queráis.

Nos tumbamos en el sofá de manera que cabiéramos los dos, si lo miráis desde fuera parecíamos una pareja enamorada, pero él no estaría pensando en eso ni mucho menos, depués de haberlo dejado con alguien, quería algo con lo que desahogarse. Nos pusimos mirándonos el uno a otro, ví como cerraba los ojos y suspiraba.

-¿Sabes lo que más me molesta? -dijo de golpe aún con los ojos cerrados- que tenga la poca verguenza de decirme que es mentira, cuando realmente yo me lo esperaba. No me puedo creer que me los haya puesto. Pero es que no ha sido con uno, es que aún encima han sido varios. ¿Como pudo..? -dijo esto último en un susurro.

Lo abracé como pude y me devolvió el abrazo aún más fuerte, acomodándose entre mi cuello, podía sentir su aliento entrecortado chocando contra mi piel, estaba bastante agusto y noté como se relajó al instante.

-Nath, -le dije casi en un susurro debido a la cercanía- sé lo que se pasa y cuando a tí se te pase todo esto entonces te contaré lo que me pasó a mí. Lo vas a superar, porque te darás cuenta de que no vale la pena sufrir por alguien que no derramaría ni una lágrima por ti. -se me humedecieron los ojos al recordar mi experiencia, que esperaba que no se volviera a repetir nunca. -y entonces te dará rabia hablar de todo esto y no te gustaría volver a repetirlo.

La única respuesta que recibí fue un abrazo más intenso, me pegó tanto a él que se me impregnó el olor del perfume en la nariz, un olor exquisito, podría acostumbrarme a estar así toda la vida.