— ¿Ya despertaste, bello durmiente?
Abrió los ojos con dificultad ante la invasión de los rayos de luz entrando por los ventanales de aquella blanca habitación. El olor a medicamentos y productos químicos característicos llegaron a sus fosas nasales provocando que deseará echar un vistazo rápido a su alrededor alzando su torso con ayuda de la mano que apoyó, pero cayó nuevamente contra el colchón al sentir una fina punzada en la zona de su abdomen. Con cuidado, acercó su mano e inspeccionó con toques.
— ¿Por qué mierda tengo una cicatriz? —cuestionó ganándose una risa corta en respuesta.
Apartó la mirada y la fijó en el gran hombre sentado a su lado. Los anchos hombros, la imponente espalda, los vistosos brazos cubiertos por las mangas de su chaqueta negra y la pequeña liga que envolvía sus oscuros cabellos enmarcando su varonil rostro le hicieron saber con facilidad de quien se trataba.
— ¿Qué demonios haces aquí, Sergei?
— En primer lugar, deja de maldecir. ¿Ni por qué estás lastimado puedes dejar de ser grosero? En segundo, buenos días —dijo con su inolvidable voz grave y una sonrisa plantada.
— ¿Qué hago aquí? —intentado deducir lo sucedido sosteniendo su cabeza.
— Ayer un hombre intentó abusar de Sing y tú lo salvaste —refrescó la memoria del joven con sencillez.
Su ropa habitual había sido cambiada por una bata albina que llegaba hasta sus rodillas y cubría su cuerpo con firmes nudos. Todo indicaba que estaba en un hospital y él era un paciente.
— Comprendo —cerró los ojos— ¿Cuánto tiempo dormí?
— 13 horas.
— ¿Qué? —dijo mirando el reloj que colgaba al frente suyo. Todo indicaba que había quedado inconsciente a la 1 a.m debido a la pérdida de sangre que tuvo— Mierda, no es habitual, pero se que es razonable —musitó colocando los brazos sobre sus suaves piernas— Él no se deprimió al verme así, ¿verdad?
— ¿Quieres saber lo que realmente pasó o lo que él desearía que creas? —dijo consiguiendo una negación en la cabeza burlona.
—¿No es obvio? La primera.
— Bueno —musitó con una mirada pasiva— Lloró hasta cansarse. Natasha entró preocupada y él más que echarla, aceptó su consuelo y se quedó dormido con los ojos hinchados intentando olvidar lo que pasó. Puede tener 18, pero es como un niño aún.
Yut sintió su corazón encogerse al escuchar eso. Sing, ese alto y vivaz chico, había estado caótico de inquietud por su culpa, pero no se arrepentía. Si no hubiese intervenido... No quería imaginar lo que hubiese sucedido. El solo hecho de que estuvieron a punto de forzar al chino-americano, lo llenaba de incontable rabia.
Sabía que ambos peleaban todo el tiempo hasta por la hora. Sin embargo, se querían tanto que dolía. Al fin y al cabo, era como su hermanito en las buenas y en las malas, y si tuviera que protegerlo, lo haría cientos de veces.
— De nada sirve llorar —sonrió sarcásticamente al mayor— Debe estar agradecido de que salvé su trasero.
— Te aseguro que lo está, solo que eso no significa que esté feliz de ver cómo te lastimaron por su culpa.
— Nadie está feliz de que esté lastimado —dijo intentando cambiar de tema moviendo su cabello desordenado con sus manos— Nos esperan días muy difíciles. ¿Qué será de Le Cœur Du Lion sin su cantante estrella?
El mayor rio por lo bajo y se levantó con paciencia mientras ayudaba al menor a sentarse colocando una de las almohadas en su espalda para amortiguar el frío metal.
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SUAVE LUZ [Banana Fish]
Hayran KurguUn encuentro repentino. Dos personas diferentes. ¿Un bailarín exótico y un conductor de bus? Una extraña combinación, pero está bien. Al menos para ambos. © Queda prohibida cualquier copia total o parcial de la misma. NO adaptaciones. © La mayor pa...