Lo decidí, no volvería a dejar que nadie más me utilizara, sacara de mí sus propios beneficios. Sería fuerte, saldría adelante y no dejaría que nunca más nadie me afectara, me encerré en mi misma, sin importarme el resto, haría lo que quisiera.
Esa tarde me encerre en mi pieza y no deje que nadie entrara, ni siquiera Nick. Tenía que estar sola, no podía permitir que alguien descubriera lo que estaba planeando.
En una mochila metí algo de ropa, cosas para el aseo personal y uno de mis álbumes. Con mi maleta lista solo me faltaba averiguar cómo salir de ese lugar sin que nadie se diera cuenta hasta que ya fuera demasiado tarde.
Al llegar la media noche salí de mi pieza, decidida a aprovechar la oscuridad y el silencio que a esas horas inundaba el establecimiento. Me dirigí sin pensarlo al laboratorio de Carl, y con suficiente suerte lo encontraría vacío.
Camine con sigilo a través de los pasillos y me preocupe para no ser notada por las cámaras de seguridad. Hasta que por fin llegue a la puerta. Con un rápido movimiento saqué un gancho de mi bolsillo y sin mucha dificultad forcé la cerradura hasta escuchar el leve click de la puerta al abrirse. La empuje sin hacer el mínimo ruido y entre, cerrando rápidamente la puerta tras mí, quedando en una habitación completamente a oscuras.
Prendí la linterna que había traído conmigo, porque conociendo a Carl como lo conocía no tenía ni la menor duda de que si prendía las luces activaría una alarma.
Me moví con cautela, sin tocar nada, hasta llegar frente a la gran computadora. No me importaba que descubrieran que había sido yo quien había entrado, solo tenía que ser rápida para tener el tiempo suficiente para escapar y no ser atrapada.
La luz de la pantalla ilumino la habitación, mientras yo forzaba el sistema, tratando de encontrar alguna información de utilidad. Tenía suficiente conocimiento computacional para manejarme perfectamente en el sistema y jaquearlo, especialmente si era desde una computadora a la cual el sistema no le ponía obstáculos.
Conecte un pendrive que había traído conmigo y fui copeando en él la información que encontraba conveniente tener. En media hora ya tenía todo el trabajo listo y con el plano de los edificios con los caminos por los alrededores, incluyendo todas las salidas y pasadizos secretos.
Deje la computadora prendida, con todas las carpetas abiertas, no me importaba que supieran qué era lo que les había robado, porque si todo salía bien cuando salga el sol y lo descubrieran ya estaría muy lejos, sin el peligro de que alguien me encontrara y quisiera controlarme.
Me deslicé por los desiertos pasillos hasta llegar a la puerta trasera, una que daba al patio de los autos. Cuando estaba subiéndome al auto me di cuenta que me faltaba algo muy importante: plata. Sin dudarlo subí a la oficina del señor Wilson y sin importarme nada, saque de la pared el marco que tapaba la caja fuerte y en pocos segundos la tenía abierta, gracias a la información que había conseguido antes.
Esa plata era para los que salían a misión, había una gran cantidad, lo suficiente para vivir sin preocupaciones por un largo tiempo. Lo saqué todo, no deje ni uno solo, metiendo todo en la mochila. Tras vaciar la caja salí rápidamente, el tiempo se estaba acabando y mi suerte también, no podía seguir más tiempo en ese lugar, arriesgándome con cada minuto que pasaba.
No respire tranquila hasta que estuve sobre el auto, con las manos en el manubrio y avanzando por el camino. Gracias a los mapas que había visto sabía perfectamente por dónde ir, alejándome con cada segundo que pasaba de ese lugar.
No tenía muy claro que sería de mi vida más adelante, pero solo me importaba el presente, lo que tendría que pasar pasaría y lo que no, no lo haría.
ESTÁS LEYENDO
Adelfa, mi historia.
AventuraMi vida a sido un completo secreto, he crecido ocultando mi realidad al mundo, mi capacidad para aprender que supera cualquier espectativa, por muy extrema que sea, todo esto por ser un Adelfa. No se nace siendolo, te conviertes en uno y yo me conve...