Adelfa, mi historia.

Sola, segunda parte

Subo por segunda vez en esta semana por dos razones: primera porque tenía la historia un poco abandonada y segundo porque hoy es el cumpleaños de mi mejor amiga y quería dedicarle este capitulo como parte de su regalo de cumpleaños. Espero que les guste y no se preocupen que la proxima semana subo otro, que sino me equivoco será el final

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En una milésima de segundo inundo el caos y aproveche la confusión para lanzar más shuriken a lugares determinados y facilitar mi salida. Nadie sabía a dónde atacar ni dónde estaba yo. La luces se habían cortado de un momento a otro, aumentando la confusión creada por mí.

No sabía si había sido una coincidencia o estaba recibiendo ayuda de afuera, el punto es que logre salir de ese espacio con Andrea a cuesta y correr por unos de los pasillos que parecían desiertos.

Escuche que alguien gritaba silencio, para tratar de ordenar y terminar con el caos y poder darme caza. Desee con todas mis fuerzas de que se demoraran lo suficiente para darme tiempo de salir de ese lugar y llegar al auto que había escondido a las afuera de la fábrica.

Lamentablemente la suerte no estaba completamente de mi parte y pasados unos minutos sentí la presencia de mis perseguidores. Andrea se quejaba por el dolor y estaba a punto de perder la conciencia, necesitaba atención médica con urgencia.

Doble por una esquina y llegue a un pario de cemento. En esos momentos no se me ocurrió pensar la finalidad de ese lugar, como normalmente hacía, simplemente seguí corriendo lo más rápido posible.

Sabía que en realidad no iba a lograr salir de ese lugar con vida. Sola como estaba no iba a poder lograr mucho. Me sentí mal, no por mi destino, sino por el de Andrea, ella no había hecho nada malo, solo darme su amistad cuando nadie quiso ni se atrevió dármela. Ahora ella tendría que asumir las consecuencias de mis actos. Quise llorar de rabia, por primera vez en mucho tiempo estaba en un laberinto sin salida. Por primera vez mis habilidades no me iban a sacar del problema que tenía en frente. Pero no lo hice. Ya había llorado suficiente esa semana para el resto de mi vida, o por lo menos eso esperaba, aunque sabía que solo me quedaban unos minutos de ellas.

Esta bien, moriría, pero no antes de haber realizado la mayor cantidad de bajas posible. Que mi sacrificio sirviera para algo y no solo se convierta en un triste recuerdo. Me despedí mentalmente de todos mis seres queridos; mi familia, primos, tíos, amigos, compañeros, Berta, Nick, los hermanos rusos, Fracis… y de Jake. Mi último pensamiento fue para él antes de acomodar a Andrea en el suelo y enfrentarme a mis enemigos.

Al girarme cambie a un estado que desee nunca llegar a estar desde que lo aprendí. Los monjes le decían Corazón de Piedra. Despejaba mi mente de cualquier pensamiento, sentimiento, emoción. Do todo lo que me podía bloquear o influir, dejando mi mente libre de todos ellos. Quedando yo sola en mi misma frente a esta luche que tenía al frente. Mi racionalidad se acabo y simplemente me dejé llevar por mis instintos.

Eran diez hombres entre ellos el vocero con quién había estado hablando. Me habló, pero no lo escuche, solo veía mover sus labios, pero las palabras que decían no tenían sentido para mis oídos.

Me moví con agilidad y fui presentado batalla allí donde me la ofrecieron. Me hicieron un corte en el hombro, pero no me dolió ni lo sentí, solo vi como me lo hacían. Otro en la pierna derecha, pero mi pie siguió obedeciendo mis órdenes. No existía en dolor en mi interior.

Lancé mi última shuriken a un Balarde que recién había llegado al lugar, quedando fuera de combate sin ni siquiera haber podido participar.

Sentí algo recorrer mis mejillas, supuse que sería transpiración, pero al pasar mis manos sentía algo más denso y caliente. Lleve mis dedos a la nariz y logre sentir el olor a hierro que tiene la sangre; me habían hecho un corte en el cachete izquierdo y ni cuenta me había dado.