Adelfa, mi historia.

Todo un sueño

En realidad estos eran dos capitulos, pero decidí unirlos. Espero que les guste y aprobecho de decirles que solo queda uno antes del epílogo.

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Me tomó en brazos con mucho cuidado, preocupándose de no abrir las heridas que se habían estado cerrando y de no producirme mucho sufrimiento, cosa que era un poco difícil y no pudo evitar gritar de dolor cuando paso mi mano por su hombro.

Podía escuchar ruidos de pelea a mí alrededor y como alguien más se acercaba y ayudaba a Andrea. Ella estaba mucho mejor si se le comparaba conmigo, pero aun así estaba mal, ella llevaba sufriendo maltratos durante todo el tiempo que estuvo cautiva.

Jake me iba susurrando cosas en el oído para que resistiera, para que no me deje ganar por mi cuerpo y dejarme llevar por esa sensación de paz que tiraba de mí a otro lugar muy distinto al que estaba. Decía que tenía que demostrar que mi mente era más fuerte que mi cuerpo, que yo era la representación de lo imposible, que yo podía llegar más lejos que nadie. Era fácil decirlo, pero me estaba costando mucho ponerlo en práctica. Una parte de mí no paraba de tentarme con ese descanso que decía que me merecía.

Había mucho polvo y la poca luz que ya de por sí había iba disminuyendo, como si nos hubiéramos metido en alguno de los pasillos de la fábrica.

Trataba de decir algo, pero nada. Mi garganta se volvió a cerrar y mi boca fue incapaz de producir sonido alguno. Lo único que me mantenía despierta era la voz de Diego en mi oreja, animándome a resistir, a llegar al final.

-Ya estamos llegando – este comentario me dio la esperanza que me faltaba para mantener los ojos abiertos y tratar de enfocar lo que había a mi alrededor.

Sentía cómo mi cuerpo estaba haciendo lo imposible para estabilizarme, cerrar las heridas y no seguir perdiendo sangre. Mis músculos se contraían y se relajaban de un segundo a otro.

-¡Mierda! – susurró la voz de Jake cerca de mi oreja – vamos a tener que cambiar de planes – eso último no iba para mí. Al parecer llevaba un comunicador y estaba hablando con sus compañeros, que no tenía ni la más remota idea de quienes podrían ser.

Por fin caí en la cuento de lo surreal que era todo. Yo debería de haber muerto y al parecer estaba viva. Jake había venido en mi ayuda y estaba haciendo lo imposible para rescatarme y ponerme a salvo, poniendo su propia persona en peligro. Andrea estaba bien dentro de lo posible y los Balardes no habían podido apropiarse de mi persona. Nada de lo que estaba pasando calzaba, era imposible. Todo esto debería de ser… un sueño.

Mi corazón se contrajo, nada de lo que estaba viviendo era real, todo era producto de mi imaginación, todo era un sueño y en realidad los Balardes me habían capturado y me mantenían prisionera en no sé dónde. Jake me seguía odiando a muerte. Andrea estaba muerta. Y yo esta sola, sola como siempre.

Con esta perspectiva lo único que quería era abandonarme en mi persona y tratar de ir a un lugar de paz, donde mi familia, donde todo simulaba que no estaba sola. Quería descansar, llorar, dejarme ir. Cerré los ojos.

De nuevo ese estado de nada, de paz, de tranquilidad. No había sufrimiento porque no sentía mi cuerpo. Estaba solo yo.

No había luz.

No había oscuridad.