La cicletada

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Desperte al medio día con dolor de cabeza. No tenía muy claro qué había pasado la noche anterior, pero algo me decía que una vez se me aclarara la mente no me gustaría.

Me llego reto por despertarme tan tarde y no me dejaron tomar desayuno, alegando que en una hora teníamos almuerzo familiar. Por lo que me pase el resto de la mañana en mi pieza, esperando a que avanzara el tiempo para poder comer algo. Pero la verdadera razón por la que me encerre fue porque no quería ver a papá.

Sabía que si lo veía le iba a terminar contando lo que había pasado la noche anterior y no creo que le agrade saber que me encontre con un Adelfa, porque todos los adelfas trabajan para el gobierno y que haya uno en la fiesta y me encontrara con él significaba que sabían de mi existencia.

Ahora, con la mente despejada y con las emociones más estables me di cuenta de la cita que había fijado para hoy había sido una estupides. Me había dejado llevar por la situación y había accedido a algo que ahora me arrepentía, ya que ponía en peligro mi anonimato.

Pero lo que me había dicho me daba un poco de esperanza y me inclinaba a confiar en él, aunque sabía que era una tontería, pero no podía sacar sus palabras de mi mente. No hay nada de lo que te tengas que preocupar. Entiendo que para ti esto debe de ser dificil y que tal vez no confíes en mí, pero me gustaría volver a verte y poder hablar un poco más sobre el tema. Te prometo no decirle nada a nadie.

Me sentía comprendida por primera vez en mi vida. Había encontrado a alguien que debía de sufrir lo mismo que yo a causa de ser un Adelfa. Además no puede dejar de pensar que por fin iba a saber la verdad de lo que me rodea, porque llevaba toda mi vida sabiendo lo que mi papá encontraba oportuno que supiera.

El almuerzo resulto ser uno familiar, por lo que llegaron mis abuelos, tíos y primos por el lado de mi papá, aproximadamente unas cien personas.

Como siempre, mis primos evitaron mi contacto, todos se habían dado cuenta ya que no era normal.

Al principio me trataron con normalida. Estaban todos felices de que haya vuelto de la clinica con la única secuela de mi ojo rojo, problema que solucioné un par de semanas después. Mi ojo no fue lo que produjo que me tacharan de rara o anormal, sino mi capacidad de aprender todo muy rápido y mejor que cualquiera. Al principio lo encontraban divertido y siempre tratraban de ser conmigo en los juegos, pero empezaron a alegar a que era injusto, por lo que solo me podía quedar mirando. Pero después descubrieron que sabía muchas cosas que ni su papás sabían y manejaba temas que hasta para un universitario le sería dificil, y mi gran vocabulario que utilizaba sin darme cuenta no sirvió de mucha ayuda. En pocas palabras me fui creando poco a poco la fama hasta el punto en que mis primos me evitaban, por lo menos mientras no necesitaban mi ayuda, porque nunca dudaban de acudir a mi cuando no entendían algun trabajo o tarea de colegio, terminando haciendoselas yo.

Por esta razón el alumuerzo familiar no me animaba mucho. Pero no había nada que pudiera hacer, porque mis papás me obligaban a estar, sin importar lo incomoda que me sintiera.

Agradecí con todo mi ser haber organizado el paseo en bicicleta, y aunque había planeado en la mañana no ir, escusandome con que me dolía la cabeza, decidi ir. Prefería enfrentarme a Jacke que estar con mi familia. No me malintepreten, los quiero, pero no quiero forzarlos a estar conmigo solo porque seamos familia.

Cuando sonó las tres y media le dije a mi mamá que tenía un paseo en bicicleta al cerro San Cristobal con unas amigas y que me era imposible faltar. Accedio que me fuera de mala gana, diciendo que no debería ir, porque era uno de los pocos momentos familiares que teníamos y que era importante tenerlos. Pero por primera vez mi papá me apoyo.

Adelfa, mi historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora