Carpeta de datos

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No la veía por ningún lado y no lograba encontrarle sentido a eso. Seguí corriendo por el pasillo, sabiendo que ya habían dado a mi persecución y me quedaba poco tiempo. Definitivamente no estaba saliendo como había pensado, ya debería de haberla encontrado.

Corría por los pasillos, dejándome llevar por la desesperación. No conocía el lugar y su oportunidad de escapar había fracasado estrepitosamente.

De repente algo me agarro por la espalda, tirándome por la chaqueta que llevaba. No alcance a gritar y simplemente me resigne a ser atrapada. Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando vea a la muchacha del servicio, quién me había empujado y encerrado junto con ella en una pieza usada para guardar los útiles de aseo.

-¿Pero qué...? - empecé a preguntar sin entender nada de lo que estaba pasando.

-Shhh - fue la respuesta de esa muchacha que me sonaba de algo, como si la conociera de algún lugar, cosa que era imposible, a menos que...

-Tatiana - susurre llena de asombro.

-Shhh, cállate, ¿o quieres que nos encuentren?

Guarde silencio y escuche como pasaban los guardias y agentes corriendo al otro lado de la puerta, mientras se decían entre ellos ordenes y sensaciones: Se fue por aquí...síganme... no pudo haber escapado...búsquenla y encuéntrenla; cosas por el estilo.

Por fin, tras unos minutos de interminables pasos inundo el silencio tras la puerta. Me gire sin demora hacia Tati, esperando una respuesta de su parte.

-Llegue hace poco y gracias a Frank logré entrar. Tuve que raptar a una de las que trabajan aquí, dejarla noqueada y robarle su ropa de trabajo, además de disfrazarme de ella, cosa que no fue fácil. ¿Sabes cuánto me cuesta ponerme una peluca con la cantidad de pelo que tengo? Y todo porque lo muy tonta se dejo atrapar y llevar a la guarida de estos ratones. Será mejor que nos vayamos, antes de que ellos recuperen el control de las cámaras.

-No debiste de haber venido, estaba haciéndolo perfectamente bien sola.

-Sabes que no es así y puedo leer en tus ojos lo agradecida y aliviada que estas. Realmente temías por tu vida, no me lo puedo creer - y esta es la irónica de Tatiana, que a diferencia de su hermano dice todo lo que se le pasa por la cabeza, aunque cuando quiere puede ser muy buena compañera.

-Tengo algo que hacer antes de salir de aquí - dije mientras me llevaba una mano a mi collar, dándole a entender que esa oportunidad no se repetiría.

-No sé cómo vas a hacerlo. Por este lugar ni una mosca se puede mover sin que lo sepan. Hasta creo que deben de tener un permiso para hacerlo, porque no he visto ninguna.

-Estás más loca que una cabra, ¿sabías? - le respondí simplemente.

-Aquí la loca eres tú. Por suerte te conozco como lo hago y fui precavida - decía mientras me tendía una bolsa y mi cara se ilumino al ver su contenido.

Me había traído todo lo necesario para poder cambiar de identidad y hacerme pasar por la muchacha del servicio de la que Tati estaba disfrazada.

-Te debo una.

-Por cómo vamos me llevas veintitrés, ¿pero quién las cuenta?

-No exageres, que te he pagado muchas y con creces.

Dicho esto desapareció por el pasillo sin decir ni una palabra más, como si fuera lo más normal salir de un closet. Aunque se había sacado la peluca, para que yo la usara, y pude ver cómo una larga trenza de color claro le caía por la espalda. Suspiré, su pelo era mi envidia.

Me cambie rápidamente de ropa y analice el mapa que había encontrado dentro de la bolsa. Gracias a un puntito rojo supe donde estaba y me fue fácil encontrarme y trazar la ruta que haría para llegar a mi objetivo. Aunque no era el camino más directo, si era que levantaría menos sospechas, al ser principalmente por donde trabajaba el personal de limpieza.

Adelfa, mi historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora