Sonó la campana y alcancé a llegar justo antes de que cerraran la puerta y me marcaran ausente, haciendo que mi historial de asistencia perfecta desapareciera. Ir al colegio todos los días y no haber faltado nunca no era algo de lo que me enorgullecía demasiado. Se podía intepretar como alguien sumamente responsable, lo cual no era tan malo; o como alguien sumamente gallina, que no se atrevía a hacerse la simarra. Pero la verdad era que es el único premio que podía recibir a final de año.
Perfectamente podría ganar el de mejor promedio, el de excelencia academica, deportiva o cualquiera que diera el colegio. Pero no podía llamar la antención, ni siquiera ante algo tan chico. Mi papá era muy estricto ante estos temas y solo, tras muchas horas de súplica, me dejo ganar el de asistencia perfecta.
Ser alguien que aprende rápido y pude superar a cualquier persona con una facilidad alarmante tiende a convertirte en alguien competitivo, siempre buscando un nuevo reto. Así era yo, y no podía soportar no poder demostrar mi habilidad y ganarme todos los premios que meresco. Por esta razón busque con desesperación algun premio que pudiera ganar, con tal de satifacer, por lo menos un poco, mi orgullo.
-Bernardita, llegas tarde, voy a tener que ponerla atrasada - la voz de la profesora Antonia me congela las venas. Es la profesora de matemáticas, es una vieja de unos setenta años que debería de estar ya jubilada o dedicandose solo a sus clases, nadie entiende que es lo que está haciendo como profesora jefe de un curso.
-Profesora Antonia, no quiero faltarle al respeto, pero estoy más que segura que llegué a tiempo - le pude énfasis en a tiempo, para dejar claro que no estaba atrasada - ustedes todavía no había cerrado la puerta de la sala.
Me miro fijamente, como si me estuviera haciendo un escaner de rayos x. El curso, por mientras guardaba un absoluto silencio, esperando su veredicto. Todas sabían lo que significaba para mí este atraso inmerecido.
-Muy bien, pero más le vale que no se vuelva a repetir, tiene que llegar con más tiempo a la sala. Para la proxima no habrá perdón -. Asentí con la cabeza y tome asiento -. Pero a cambio de mi perdón vas a tener que hacer un trabajo para el curso.
Se me había olvidado decir que esta profesora me odiaba. Nunca he sabido la razón. Me porto perfectamente en sus clases, tengo buenas notas y nunca ha tenido alguna queja a causa mi de alguna profesora. Pero siempre, cada vez que puede y tiene la oportunidad me da un trabajo, cada vez más deficil que el anterior y me obliga a exponerlo frente al curso para que todas lo entiendan, comprobando esto haciendo preguntas sobre el tema al azar.
-Si no me equivoco estan pasando la Constitución del país - la mayoría del curso asisntio, pero ella solo me miraba a mí -, quiero que hagas una clase al curso sobre las diferentes leyes que la Constitución a impedido que salgan, y como hoy me siento generosa, permitire que expliques más detalladamente la que tú eligas.
Todas se la quedaron mirando. Nadie podía creer lo que había dicho. El trabajo era demasiado difícil, por no decir imposible, no creo que haya nadie que haya dejado guardado ordenadamente ese tipo de información, por lo que lo más probable sería que tendría que pasar horas y horas leyendos los diarios de los últimos años para encontrarlas.
Pero no mostre mi disgusto ni mi preocupación ante una tarea tan dificil.
-A menos que prefieras que te ponga atrasada.
Negué con la cabeza.
-¿Para cuando lo debería de tener listo?
-Mmm... te diría para mañana, pero sería imposible, porque además tienen prueba de noticia conmigo, por lo que no tendrías tiempo para exponerlo. Por qué no lo dejamos mejor para pasado mañana - dijo sonriendo maliciosamente.
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Adelfa, mi historia.
AdventureMi vida a sido un completo secreto, he crecido ocultando mi realidad al mundo, mi capacidad para aprender que supera cualquier espectativa, por muy extrema que sea, todo esto por ser un Adelfa. No se nace siendolo, te conviertes en uno y yo me conve...