CAPÍTULO QUINCE

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¿𝐅𝐈𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀𝐓𝐎?

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Parecía que estaba desesperado, pero no, estaba enamorado y mal correspondido.
— Ulises Sánchez

P O C H É

Echo un vistazo más a mi reflejo en el espejo mientras tengo las manos situadas en mi cintura. No sé decir si he subido de peso o no; pero lo cierto es que los pantalones que quiero usar no me quedan. Llevan conmigo desde mi segundo año de universidad y eso hace como unos cuatro o cinco años. No llevo muy bien la cuenta en este momento. Suspiro con pesar y me los quito para después sentarme en la orilla de la cama. No sé qué ponerme. No es un día especial. Solo debo salir hacer un poco de limpieza en casi; y sin embargo, aquí estoy; tratando de verme bonita para hacer los deberes de la casa por si a Calle se le ocurre aparecer de forma inesperada.

A regañadientes, me pongo una camiseta con el dibujo de la Torre Eiffel bordado en frente y unos pantalones cortos. Recojo mi cabello en una coleta sin cuidado alguno y salgo hacia la sala para iniciar con el trabajo.

Calle no aparece y me siento mal por haber armado todo un caos solo para hacer las tareas de la casa. Me siento tentada a escribirla. Pues después de nuestro encuentro en el yate y después de dejarme en casa al día siguinte; no he vuelto hablar con ella. Y hace casi una semana que no va a la empresa. He intentado llamar pero su teléfono está apagado por lo que dudo que hoy esté encendido, sin embargo mantenía una estupida esperanza de que se apareciera. Sí, yo también lo sé, estoy involucrando demasiado. Me estoy sometiendo de lleno y eso no es nada bueno.

El sonido del timbre hace que vaya abrir la puerta y es Valentina.

— ¿Y tus llaves? — le pregunto.

— Las olvidé en la casa de verano.

Camina hacia la sala y yo voy tras ella.

— ¿Quieres que salgamos a divertirnos? Yo invito.

Ella me mira alzando la ceja.

— ¿Te aburres o te has golpeado la cabeza con algún poste?

Dios es testigo des esfuerzo que hago por llevarme bien con esa niña pero es imposible. Ella me odia.

Suspiro con extrema lentitud. Creo que es momento de tener una conversación seria.

— ¿Hay algo que te agrade? Nada de lo que hago parece gustarte.

— Me agrada cuando no tratas de jugar a la hermana amable. Es muy tarde para eso. Solo vive tu aburrida vida.

Ella empieza a caminar hacia la cocina.

— Oye; para que te enteres mi vida no es aburrida — le grito.

— Sí, claro. Lo que tú digas.

Ella sale de la cocina bebiendo un jugo mientras sube a su habitación. Suspiro con pesar y me siento en la sala. Prendo el televisor y no primero que aparece en la pantalla en un romance. Al parecer, Daniela Calle fue captada en Los Angeles teniendo un romance con una famosa actriz.

No puedo creerlo. Ella es realemte asombrosa.

Cojo mi teléfono y busco su contacto en WhatsApp para escribirle:

Como buena sumisa que soy, te informo que me tomaré una semana de vacaciones. He estado aplazándolas por mucho tiempo. No me llame. No me escriba. Estaré ocupada.
— Poché.

REGLAS DEL JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora