CAPÍTULO VEINTICINCO

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𝐃𝐈𝐒𝐓𝐀𝐍𝐂𝐈𝐀 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐋𝐀𝐒 𝐃𝐎𝐒

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Puedo sentir cómo te alejas de mí; y eso duele.

P O C H É

Hay verdades que por más que resulta mejor conocerlas, uno prefiere nunca haberlas descubierto. Habría preferido no escuchar la conversación entre Calle y su madrastra. Fue repugnante. Y no puedo dejar de odiarme por enamorarme de una persona como ella. Tenía que ser ella entre tantas en el mundo.

Mi celular suena y es ella. No llamó la noche del día anterior después de que descubrí su sucia relación con su madrastra. ¿Qué le hace pensar que la respondería ahora?

Apago mi celular y trato de volver la atención a Julián, quien me estaba diciendo que había sido trasladado a una sucursal fuera del país. Aunque me parece extraño, estoy feliz por él. Los beneficios iban a ser enormes.

— Lo lamento...

— ...no pasa nada — me dice con la calma típica de él. Es tan buena persona que a veces me cuestiono si es un monje o algo por el estilo. No es normal que lo sea — como te estaba diciendo. Pensé en todo lo que estás pasando últimamente y he decidido proponerte ir juntos. Podemos llevar a Valentina también. Cuidaré de ustedes y de tu bebé. También podrás trabajar.

Agradezco su protesta pero nada era tan fácil como pintaba. Aunque en este momento quisiera huir a cualquier parte del mundo, pero no puedo hacerlo. Primero porque Valentina tiene toda su vida en Bogotá. Sus amigos. Todo lo tiene en este lugar ¿cómo podría tratar de cambiárselo de la noche a la mañana?. Por otro lado, no puedo irme simplemente porque sí. Debería obtener un pasaporte, una Visa y demás. Muchas cosas influyen en mi vida en ese momento que no puedo dejar simplemente así para marcharme.

— Sé que quieres ayudar, pero no creo que resuelva algo marchándome.

— ¿Vas a quedarte y dejar que ella siga lastimándote como lo ha hecho hasta ahora? Ella no te ama, Poché. Si así fuera no te hablaría como lo hizo la otra vez.

Eso lo tengo lo suficientemente claro. Sé que Calle no me ama y que nunca lo hará; pero también sé que no me sentiré cómodo viviendo bajo el ala de alguien más. Siempre he sido una mujer independiente. ¿Cómo podría dejarme solo arrastrar por él?

— No hay nada más entre ella y yo.

— ¿Qué hay del bebé?

Aún no tengo ni la más mínima idea. No he tenido tiempo para pensar en nada. Sigo tratando de digerir lo que he descubierto hace apenas unas horas. Ni siquiera puedo responderme a la pregunta si este bebé merece que alguien como Daniela Calle forme parte de su vida.

— Aún no lo sé Julián. Yo...aún no sé qué haré.

Él apoya la mano sobre la mía y me da un leve apretón a modo de consuelo.

— Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, sin importar qué.

No hace falta siquiera que lo mencione. De eso estoy muy segura. Sé que él iría hasta el fin del mundo por mí. Ojalá mi corazón pudiera retribuirle todo el amor que siente por mí en el futuro. Ojalá pudiera llegar a verle con los mismos ojos que él a mí.

— Lo sé. Y estoy agradecida.

→→→

Después de mi encuentro con Julián, conduzco hacia la casa de mi mejor amiga, con quien charló por varias horas. Hablamos de todo un poco. Trato de evitar tocar en tema a cerca de Calle, aunque ella parece intentar sacarlo a cada momento.

REGLAS DEL JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora