CAPÍTULO DIECINUEVE

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𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐑𝐎

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No importa cuántas veces te vayas, siempre duele regresar y recordar lo que tuviste una vez y lo que solías ser. Luego te dolerá irte de nuevo, y así será una y otra vez.

— Charlotte Eriksson


P O C H É

— Valentina ¿te vas a dar prisa? — pregunto desde la sala buscando en el interior de mi bolso para asegurarme de haver guardado las llaves de la casa.

— ¿Tan desesperada estás por ver a tu amigo de infancia? ¿Qué? ¿Ahora vas a aceptar salir con él?

Por muy increíble que parece, el reencuentro con Julián en mi nuevo trabajo había sido algo que jamás había imagino. Me llevó mucho tiempo acordarme de él, pero él me reconoció al instante y hemos conectado al instante. Nos llevamos bien. Sigue siendo tan agradable hablar con él como lo recuerdo en nuestra adolescencia. No ha cambiado mucho.

Hoy hemos decidido salir a tomar unas cervezas con Paula y su novio, con quien lleva más tiempo de lo que habría apostado. Pues no parecía que fueran a durar más de unas semanas.

— Él y yo solo somos amigos.

— Sí, claro.

— Anda, solo vámonos.

Con respecto a la relación de mi hermana y yo. Me había tomado el tiempo de mejorarlo. A paso de tortuga pero había logrado un gran avance con ella. Nuestra conversación ya dura más de una hora y no me culpa de todo; aunque tampoco puedo decir que haya logrado que sea totalmente como una relación de hermanas.

La llevo al cine donde ha quedado con sus amigos y yo condico hacia el bar donde he quedo con Paula; Julián y el novio de ella. Álex.

Pedimos para beber y nos sentamos a hablar. Parte de la conversación como casi en todas nuestras reuniones a lo largo del mes y varias semanas que llevamos, trata de nuestra época de adolescencia. Recordando cosas entre cervezas y demás. Apenas llevamos un par de horas bebiendo, Paula y Álex se despiden aunque conozco sus intenciones. Desde que la he mencionado que "la persona" con la que me vio en el hotel hacía dos meses atrás y yo habíamos terminado lo que fuera que teníamos, ha luchado por unirme a Julián; sacando temas que ni siquera vienen al caso y buscando oportunidades para dejarnos solos.

— Supongo que es obvio lo que quiere — dice Julián con una sonrisa alcanzando su vaso de cerveza.

— Como puedes ver he tenido que lidiar con ése extraño comportamiento por años — digo y ambos reímos.

Cada uno bebe de su contenido y se produce un momento de silencio. En solo ése pequeño intervalo de tiempo en que descuido mi mente; todos mis pensamientos se llenan de Calle. Los recuerdos de ella. En muchas ocasiones he sentido la necesidad de llamarla. También he pensado que ella me buscaría; pero no lo ha hecho. No ha llamado ni una sola vez en dos meses. Hasta hace poco vi en unas noticias que había ido a México por el día de acción de gracias con su familia. Supongo que debe sentirse bien. ¿Por qué no se sentiría así? Está acostumbrada a juzgar con las personas y desecharlas. Para ella solo existen sus deseos. No le importa nada ni nadie más en la vida.

Nunca había sentido lo que significa ser ingenua y estupida en carne propia hasta este momento. El momento en que creí que le importaba así sea un poco debido a las veces que había regresado a por mí. Confié en sus palabras. En lo que dijo en el balcón antes de abrazarme y hacerme sentir especial. Nada de eso era real; solo estaba jugando para su beneficio. Al parecer no se trataba de todo el conocimiento que una adquiría en un aula de clases; hasta lo más obvio puede hacerte sentir estúpida. Incluso el gesto más insignificante puede hacerte sentir hasta patética.

REGLAS DEL JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora