CAPÍTULO ONCE

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𝐏𝐑𝐄𝐎𝐂𝐔𝐏𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍

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La peor forma de extrañar  a alguien es estar a su lado  y saber que nunca lo podrás tener.

— Gabriel García Márquez



C A L L E :

Aida sostiene su cuaderno de consultas sobre el regazo tras cruzar una pierna sobre otra mientras anota lo que va saliendo de mi boca.

Hacía mucho que no necesitaba sus servicios. Las pocas veces que ella llamaba hablábamos de cualquier cosa, siempre manteniendo la profesionalidad y la amistad — sin segundas intenciones — que habíamos creado en mis largos años de terapia. Ella me había tratado por tanto tiempo que hasta la consideraba parte de mi familia, pero nunca le he comentado ése pequeño detalle.

Después de lo sucedido con Poché esta mañana no me sentí tranquila, no estaba en paz y temía que pudiera pasar algo peor, algo que no podría controlar y terminaría lastimándola de alguna manera; y de paso, terminaría alejándola también.

— ¿Eres consciente de que hacía mucho no te pasaba eso?.— pregunta mirándome fijamente.

— ¿Enserio? No me digas.— respondo con alto sarcasmo.

Ella sonríe y baja la mirada hacia la hoja y la mueve. Los papeles emiten un familiar sonido al ser desplegados unos de otros con sus manos. Parece estar buscando algo en particular.

— Es extraño.— detiene el movimiento de las hojas, y a continuación levanta la mirada hacia mí —, la primera vez que tuviste estos ataques después de tratar con tu trauma fue hace tres años.

— Eso lo sé.

— Pero con esa mujer había algo emocional y lo sabes.

Lo que está intentando decir es totalmente absurdo. Tan absurdo que no puedo evitar reírme y levantarme de la silla.

Es verdad, habían sentimientos con Laura, pero las cosas no salieron como yo quería. Al parecer tuvo tanto miedo de mí que salió huyendo. Ahora vive felizmente casada en Francia con un idiota mucho más mayor que ella y tienen un hijo. Estoy consciente de todo lo que trató de soportar. Quiso aceparme tal como soy y ceñirse a mi estilo de vida sexualmente. Lo intentó, pero llegó un momento en que el control, la furia y la ira se apoderó de mí y no pude detenerme mientras ésa voz en mi cabeza me recordaba :

“Cuando te gusta lo que estás sintiendo, solo debes desearlo un poco más hasta saciar tus propios ganas y sentirte satisfecha”.

Recordar eso solo me aturde aún más. ¿Es necesario que abra esas heridas? claramente no fue nada agradable en aquél tiempo.

Me detengo junto a la pared de cristal y aprecio las hermosas vistas del exterior; eso a veces me relaja; saber que ahí a fuera hay alguien que tal vez lo pasa peor; o que hay alguien mucho peor que yo. Escucho sus tacones acercarse y en menos de nada ya la tengo a mi lado.

— ¿Sigues huyendo de ése tema?

— ¿Quién dijo que estaba huyendo?

REGLAS DEL JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora