CAPÍTULO SEIS

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𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎́𝐍

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En tus momentos de decisión,
es cuando se forma tu destino.

Anthony


P O C H É

Con un nudo en el estómago y sintiendo mi boca muy seca, me llevó las manos hacia atrás para desabrochar el sujetador negro. Desciendo lentamente los tirantes por mis brazos y finalmente despojo la tela de mi pecho, dejando ver mis prominentes pechos. La respiración se me acelera solo con la mirada que me dedica Calle mientras pasa lentamente su lengua por los labios. Ése gesto me excita. Mucho. Más de lo que podría imaginar. Ella me recuerda que debía continuar y así lo hago. Clavo mis pulgares en el elástico de mis bragas y las deslizo por mis muslos, por mis piernas y las dejo caer al suelo. Estoy por quitarme los tacones altos de aguja, pero ella me dice que me los quede, que la gustaba verme con ellos y yo le agradezco mentalmente por el cumplido.

Mis ojos no se atreven a mirarla. ¿Qué haré cuando eso se termine? Cuando salgamos de esta habitación y tengamos que retomar nuestras vidas como jefa y secretaria. Estoy por preguntarme algo más cuando su dulce y excitante voz me interrumpe.

— Esto solo es...algo insignificante para lo que te espera en cuanto firmes el contrato.— dice sacando unas esposas de armario y camina hacia mi encuentro —. ¿Quieres saber qué haré con ellas?

Ya lo sé. No soy tan ingenua como ella piensa; pero no respondo, no estoy segura de si debería o no responder.

— Junta las manos por delante. — así lo hago y presiona las metálicas esposas en mis muñecas —. Es bueno que obedezcas, me gusta.

“¿Y ahora qué?”

Esa pregunta vaga por mi mente junto con otra series de preguntas. Ella me toma por la cintura y me arrastra hasta la larga mesa y ahí me deja boca abajo. Mis pechos se quedan presionados contra el mueble. Mi trasero está a su disposición. Un momento... mi trasero... ¿a caso está pensando en...? — maldita hija de...— antes de que pudiera terminar de maldecir, ella habla:

— Tranquila, no pienso follarte ahí...por ahora.— hace un énfasis al mencionar el término "por ahora"—. Hoy solo vamos a estimular tu vagina virgen.

Dios ¿cómo puede gustarme escucharla decir esas palabras? ¿cómo puedo permitir que las diga? Y lo más importante ¿cómo puede excitarme con esas palabras?

Guardo silencio, pero mi respiración se hace notar en la habitación. Estoy asustada por lo que va hacer. Y si piensa en pegarme. No puedo defenderme, estoy esposada y desnuda. Cierro los ojos cuando noto que se acerca.

— Separa las piernas. — me ordena y yo, obedezco.

Siento sus manos en mi espalda, acariciándome suavemente. Cierro los ojos mientras noto cómo acompaña sus caricias con delicados besos. Mi piel se estremece ante la sensación. Sus besos siguen la línea recta de mi columna y me sorprende mucho cuando su boca caliente baja y chupa mis nalgas uno a uno. Mi cuerpo se tensa cuando le da un lengüetazo a mi sexo. Dejo escapar involuntariamente un gemido mientras aprieto las manos en puños e intento no derretirme y caerme al suelo. Su lengua juguetea con mi clítoris por un intervalo de tiempo, consiguiendo de este modo aumentar mis gemidos. Su mano toma una pierna mía y la levanta sobre la mesa mientras la otra sigue sosteniéndose en pie; así tenía más facilidad y acceso a la hora de hundir mucho más su lengua en mi interior.

REGLAS DEL JUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora