REGLAS DEL JUEGO

CAPÍTULO DIECIOCHO

𝐍𝐎 𝐄𝐒 𝐒𝐔𝐅𝐈𝐂𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄

◈ ━━━━━━━━━━━━━━ ◈

Todos hemos estado (estamos) en relaciones que no están definidas o parecen estarlo pero no. ¿Por qué darle nombre a algo que no necesita tenerlo?

♕

C A L L E

Abro la puerta y cojo el carrito que trae el hombre con el desayuno que me he tomado el tiempo de pedir. Él se marca y yo arrastró el carrito hacia la habitación. Reviso si todo lo que he pedido está ahí.

Alcanzo el cupcake con la mata montada y con una cereza de adorno. A continuación camino hacia el encuentro de Poché, quien sigue dormida. Hundo el dedo en la nata y se la paso por los labios como si le estuviera aplicando un brillo labial. Ella se lame los labios en un acto involuntario y noto que arruga la cara. Sonrío al ver aquello y vuelvo a hundir el dedo en la nata para el mismo fin hasta que, lentamente la veo abrir los ojos.

— ¿Sabe rico? — le pregunto.

Ella sonríe y asiente al tiempo que también introduce mi dedo en su boca y lo chupa repetidas veces viéndome a los ojos.

Deslizo el dedo por su barbilla, por su cuello y me detengo en la parte superior de su pijama. Ella automáticamente se la quita sin esperar a que yo dijera algo, como si hubiera leído mi mente.

— Buena chica — digo antes de dar un poquito en la boca.

Ella sonríe. Dejo el cupcake sobre la mesilla para ocuparme de lo que le queda de prenda. Y le acuesto boca abajo. Mis manos amasan sus glúteos y suben por su espalda. Mi boca acompaña cada una de las caricias y noto que ella se mueve debajo de mí. Frotando su trasero en mi entrepierna con desesperación y de paso logrando excitarme. Mi polla no se hace esperar.

— Maldita sea — digo por lo bajo apartándome.

Ella voltea a verme y noto en su mirada preocupación y cierto cuestionario. Como si se preguntara por lo que había hecho mal.

— Calle...

— ...levántate — le ordeno.

Ella se pone en pie inmediatamente. Yo me libero de mis pantalones y me siento en el sofá.

— Ven aquí — ella obedece. Ojalá fuera siempre tan obediente. Ojalá siempre fuera así; pero estoy segura de que nunca podré tenerla como quiero. Tan sumisa como quiero.

— ¿Quieres que te la chupe? — pregunta sorprendida y totalmente desconcertada. Estoy segura de que aún puede recordar el incidente. ¿Cómo podría olvidarlo? ¿Quién podría hacerlo?

— No...súbete a orcadas sobre mí. Quiero ver qué tan bien puedes montarme, Poché.

Sube por mi cuerpo, abre las piernas para montar a horcajadas sobre mi cintura. Mi miembro dolorosamente erecto y firme golpea contra su culo. Ella es la primera mujer que provoca tanto en mí en solo cuestión de segundos. Simplemente no puedo controlar mis impulsos cuando se trata de ella. El sentimiento es mucho más fuerte de lo que ya he experimentado antes. El sentimiento es más desgarrador y eso me preocupa. Realemte me preocupa.

Meto la punta de su pecho en mi boca. Chupo y tiro de su pezón, haciendo que de su garganta se escapara un pequeño grito.

— Ah, Calle. Cielos.

Una de mis manos se desliza por su entrepierna y rozo su clítoris de camino a la caliente abertura de su vagina.

—Ya estás húmeda, preciosa — digo soltando el pezón de mi boca para hablar. Lamo ligeramente la punta y ella se estremece.