A.T.
Para bien o para mal hay cosas que simplemente no podemos evitar y a este punto de mi vida me queda muy claro.
Recuerdo mis intentos de escapar de las manos de Rustem. No fue solo una vez, fueron miles; hacer un recuento de las cosas que deje atrás me hace sentir patética, luché por mi independencia, libertad y la vida me regresaba de nuevo a un círculo sin salida.
Maldita vida.
Cuando sales de un calvario lo menos que piensas es que volverás a sufrir lo mismo pero eso me pasó a mí.
Levanto mi libro y dejo la propina. Salgo de la cafetería y empiezo a caminar hacía mi departamento. Londres era mi sueño cuando era adolescente. Venir y encontrar al amor de mi vida, casarnos y tener hijos era sin duda mi final feliz «Que equivocada». A veces naces tonta y la vida te hace abrir los ojos.
Eso me pasó a mí. Yo nací en el centro de una familia adinerada, era la hija menor eso me hacía ser la consentida de mis padres. Era mimada y consentida, prácticamente vivía en una jaula de cristal.
Suelto un suspiro, disfruto de la brisa que corre y admiro a los niños que corren al lado de sus padres, sigo caminando y es inevitable no observar a las personas que disfrutan su domingo con normalidad. De pronto, deseo ser uno de ellos, vivir sin miedo a morir pero cuando te casas con un líder de la mafia es más probable morir que envejecer.
Pero mi destino está escrito. Rustem Beger el hombre que creí que era el amor de mi vida. Nos conocimos cuando éramos unos jóvenes, rápido caí a su raro encanto. Es un hombre difícil de amar. Cuando recién nos casamos éramos un combo explosivo. Él era un futuro rey y yo su futura reina; pero todo se fue a la borda cuando nació Génesis, empezó el inicio del fin. Él no quería una niña y me lo hizo saber desde el primer momento a pesar de eso, más duro quejándose que en terminar amando de una manera retorcida a su hija.
Él no te quiere por que seas su hija o esposa, te quiere por lo que obtiene. A pesar de eso, tiene un raro encanto, te hace sentir admirada y protegida.
Entro al departamento. Dejo las bolsas de pan en la mesa. Saco los ingredientes para la pasta. Hiervo el fideo y empiezo a preparar la salsa.
Tomo dos copas y las pongo en la mesa. Corto un poco de las rebanadas de pan que compré. Dejo la pasta terminada en la olla y voy a terminar de arreglarme.
Me pongo un vestido negro entallado de manga larga, trenzo mi cabello y para el calzado unos tacones negros.
Salgo de mi cuarto y termino de preparar la mesa. Sirvo las dos copas de vino a la mitad, caliento un poco la pasta. Sirvo un poco de pasta en cada plato y solo me queda esperar a mi invitado especial.
Han pasado algunos minutos y se escucha que tocan la puerta, me levanto para abrir.
—Liam – lo abrazó.
— ¿Cómo está señora? — me pregunta, correspondiendo a mi abrazo.
—Muy bien, vamos te prepare una cena.
Me sonríe. Liam Linares fue un escolta que contrate para que me diera información sobre mi hija. Cuando salí huyendo del maltrato de Rustem no pude llevarme a Génesis. Han sido años difíciles sin saber nada de mi hija, desde hace tres años Liam ha estado trabajando para mí, hace unos pocos meses fue aceptado en la organización.
Desde que entró no tuvimos comunicación para no ponerlo en peligro ni a él ni a mí. Hoy acaba de llegar de Moscú.
— ¿La viste?— necesitó saber cómo está mi hija.
—Si señora, fui su escolta personal — toma un poco de vino.
— ¿Y cómo está? —Efusiva. Es mi hija necesito saber cómo se encuentra.
—Está hermosa, es muy parecida a usted solo con el cabello castaño — toma un bocado de pasta— actualmente está en Washington para una misión.
Si es cierto lo que dice Liam necesito irme ya a Washington, quiero ver a mi hija, llenarla de amor y conpensarla por los años que no he estado con ella. Sé que no ha tenido una mala vida, Rustem será un patán pero nunca dañaría a su hija.
— ¿Y Mariam?— ella no es mi hija pero como si lo fuera. Mi cuñado antes de morir me pidió que cuidara de su hija pero yo ni siquiera puede cuidar de la mía.
—Ella se quedó en Moscú, pero por lo que escuché pronto va alcanzar a la señorita Génesis.
—Descríbela Liam— necesito saber cómo están mis niñas
—Es alta, rubia, tiene ojos azules claros y es muy alegre. — dice casi obligado.
—Gracias Liam.
Recuerdo también el día que todo acabo. Tenía un mes de embarazo de un segundo bebé. Recuerdo que Rustem y yo tuvimos una discusión que término dándome un golpe que me provocó el aborto espontáneo.
En cuanto me recuperé salí de ahí. Han pasado dieciocho años de eso. He estado viajando y nunca me he quedado en un solo lugar por mucho tiempo.
En la cena Liam me contó un poco de como se encuentra la organización. Para mi sorpresa Rustem tuvo otra hija y una amante «desgraciado» me juró amor eterno y mira es un promiscuo.
También me comentó sobre un general de la OSDC que le está pisando los talones; ojalá lo metan en la cárcel y se pudra ahí como la rata que es.
Me despido de Liam. Recojo la mesa. Guardo un poco de la pasta que quedo. Fui a mi cuarto cuando se escuchó un ruido.
Me levanto para ver qué pasa — ¿Liam se te olvidó algo?– algo me atropella cuando veo entrar con diez escoltas detrás de él; el hijo de Rafaelo Capone el jefe de la mafia italiana.
—Alaska Taylor de Beger— se abre paso entre los hombres que están detrás de él.
—Niño ¿Qué buscas? — camino asía tras mientras él me acorrala con sus escoltas
—A ti — pone las manos atrás — estoy buscando a la debilidad del rey de reyes— continúa— súbanla a la camioneta.
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Deseos imparables
RomanceDos hombre que querían cambiar el mundo y una mujer que les cambiara el suyo. Acabaron los días de jugar con muñecas, es hora que Génesis tome el lugar que le corresponde como la heredera de los Beger, una de las mafia más poderosas. Pero su entrada...