Capituló 32

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Años 20

Génesis.

Mi cabeza se ha dedicado a dar vueltas y vueltas, pérdida en mis pensamientos. Esta noche no pude conciliar el sueño y temo que me explote el cerebro.

De nada me sirvió tomarme unas pastillas para dormir, lo que hice no me deja descansar.

¿Qué me pasaba por la cabeza? aveces siento que mi calentura me juega en contra, estoy loca.

Y la otra pregunta ¿Qué pretende? él mismo me dijo que ya se acabo. Las cosas estaban más que claras pero de un momento a otro me toma me arrincona y...

«Imbécil» él y yo.

Cree que soy su puta marioneta o juguete sexual que puede usar a su antojo, y para mi mala suerte no me le resisto, mi fuerza de voluntad me abandona cada vez que lo veo o lo siento cerca.

Hoy es la misión de los "bendecidos" y ni siquiera me he tomado la molestia de leer el papel que representare.

«Una fiesta con temática de los años 20»

Desayuno todo lo que encuentro en la cafetería, ayer no cené casi nada aparte tampoco concilie muy bien el sueño, y tengo que estar perfecta para el trabajo.

Me voy a mi oficina, ahí mismo me pongo a buscar el nombre de Alaska Taylor espero con ansias encontrar algo pero nada. Ojalá esto sirva para saber algo de mi mamá.

Todos están muy estresados por el operativo mientras que yo me mensajeo con mi novio.

—Muñeca sexy — aparece la comandante Valeria —¿Estas ocupada?

—No.

—Creo que deberías ir a arreglarte, la misión empieza en cuatro horas.

Afirmo con un movimiento de cabeza.

Dejo los documentos en mi escritorio. Me voy a las duchas a darme un baño, me pongo unos pans.

Tengo que dejar mi ropa en el casillero de mi oficina, apresuro el paso para que no se me haga más tarde.

La O.S.D.C. cuenta con recámaras para los soldados, podría dejar mis cosas ahí pero me queda demasiado lejos.

Salgo de mi oficina y me apresuro al estudio de caracterización, entro y encuentro a Valeria y la capitana Adriana Hill rodeadas de maquillistas.

—Siéntate aquí muñeca—me pide Valeria.

—Hazle caso, tenemos mucho trabajo que hacer— me dice la jefa de maquillista.

Me siento enfrente del espejo, varias mujeres se encargan de mi, maquillándome y peinándome al mismo tiempo. Otras se encargan de mi manicura y pedicura.

Me siento en una de esas películas donde la fea se vuelve bella. Disfruto el proceso mientras platicamos entre todas las mujeres.

Varias me ayudan a ponerme el vestido para la ocasión. Es un hermoso vestido dorado con escote de corazón que resalta mis pechos.

Deseos imparablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora