Capituló 41

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Bahamas

Génesis.

Maneja a toda velocidad y en estos momentos realmente me planteo que tan viable era subirme con un ebrio manejando.

Estando con él pierdo hasta mi propio sentido común, pero disfruto voltear de reojo y ver lo sexy que se ve teniendo el control del volante.

En pocos minutos estamos en el aeropuerto. Entramos a una de las tiendas del aeropuerto donde compraremos ropa casual.

—No lleves ropa de frío — me regaña cuando ve lo que escogí.

—¿A donde me llevarás? — pregunto curiosa.

—Ya veras — me un beso en los labios — es una sorpresa.

Compro una camiseta grande junto con unos pequeños short. Entramos a uno de los baños a quitarnos la ropa de gala para no llamar la atención.

Me imagino que Derek deberá estar buscándome por todos lados mientras que yo estoy apunto de subirme a un avión junto a su mejor amigo.

—Ten — me entrega un pasaporte falso.

Es impresionante lo que hace los efectos del alcohol. Aún me pregunto porque el cambio repentino de comportamiento pero tampoco me quejo.

Mostramos los documentos falsos que nos permiten subir al vuelo. Subimos a una aerolínea de primera clase.

Me acomodo en mi asiento a la espera que mi acompañante se digne a decirme a donde iremos.

—¿Ya me dirás?

—Espera.

Esperemos que su viaje con destino a las Bahamas sea de su mayor comodidad— vociferan.

«Está loco» lo miro y no puedo evitar sacar una sonrisa cuando me hace cara de niño juguetón.

—¿Alguna vez lo has echo en un avión?— me mira con perversion.

—Ni siquiera lo pienses — lo regaño.

Se enoja como un niño y se pone a ver su celular. Es imposible imaginar que Marc West se emberrincha por no tener sexo.

El vuelo despega y le doy un beso para que se le pase el enojo. Me acurruco en su pecho mientras juego con sus dedos.

Ha sido un día agotador, pero me gusta verlo, así que no puedo conciliar bien el sueño.

En toda mi vida he tenido la oportunidad de ver a hombres atractivos pero ninguno como él, desde la primera vez que lo vi supe que sería difícil olvidar ese rostro.

Me estoy saboreando de solo imaginarlo desnudo en mi cama dispuesto a darme varios orgasmos en una noche.

Bajo mi mano acariciando su entrepierna y siento como se pone duro.

—¿Qué haces pervertida? — me pone la mano en su miembro.

Volteo clavándole los ojos con picardía.

Deseos imparablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora