Capitulo 33

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Tu y yo

Marc

Desde que falleció Melissa nunca había dormido una noche completa con alguien. Hasta que llegó Génesis y lo hizo ver como algo insignificante.

Su cabeza esta en mi pecho y el olor de su cabello inunda mi olfato.

A pesar del momento de felicidad, tengo que aceptar que esto está mal. No le puedo hacer esto a Derek.

No puedo traicionar a alguien que siempre ha estado puesto a ayudarme. Sería fácil llevármela a la cama si supiera que es una más en la vida de mi amigo, pero no es así.

Ella no lo es indiferente, no lo quiero asegurar pero siento que está enamorado ¿y cómo no hacerlo?

Soy consiente que supere la barrera de la cercanía con ella. Jure dejarla ir, pero cada vez que la tengo cerca se me hace imposible no querer llenarla de mi.

Desde que la vi me gusto, es jodidamente hermosa pero la puta personalidad difícil e impredecible me tiene en el limbo de mis sentimientos.

No la quiero ver en otros brazos que no son los míos. No soporto pensarlo.

Miro las notificaciones del reloj
Melek: ¿Dónde estás?

Tengo que ir a darle la cara al engendro que tengo como hija.

Acaricio la cara de Génesis en un intento de levantarla.

—Déjame dormir...

—Tenemos que levantarnos— le muevo la cabeza.

—No quiero— gruñe.

—¡Anda!— le ordeno —tengo cosas que hacer.

—5 minutos más— besa mi cuello.

—No.

No me hace caso y se aferra a mi torso dándome besos húmedos sin abrir los ojos.
La intento mover pero empieza a tocar mi polla hasta ponerla dura.

—Génesis — logro pronunciar.

—Cállate y disfruta.

Se quita la sabana que le cubre el cuerpo dejándola desnuda a mi vista. La imagen que brinda me hace ponerme mas duro.

Deja de tocar mi miembro para sentarse sobre el. El calor que brinda su coño me hace perderme ¡joder!

La imagen que tengo enfrente me hace enloquecer, brinca sobre mi polla y hace movimientos que me ponen en el limbo.

Las tetas rosadas le rebotan con cada movimiento. Las tomo dandole pellizco y mordidas para que quede claro quien es el la folla cada que quiere.

Su canal sube y baja a lo largo de mi miembro con saltos y movimientos circulares que la hacen temblar.

—¿Te gusta?

La respuesta es más que obvia. Hago un movimiento para ponerla debajo de mi llenándola de mi semen.

Las embestidas fuertes hacen que su sexo se expanda. Sus gemidos son música para mis oídos cuando se corre.

—Me gane mis 5 minutos mas — dice agotada.

Se los gano. Me levanto dándole una nalgada al perfecto trasero que tiene.

La dejo dormida mientras me voy a dar una ducha.

¿Hace cuánto tiempo no me sentía así? la respuesta es obvia pero no lo quiero admitir.

Ella me hace sentirme vivo, es una sensación que no puedo explicar pero me volví adicto a eso.

Deseos imparablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora