17 La Biblioteca Secreta

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Verónica

La colina era más empinada de lo que parecía, ya que estábamos a una altura considerable, y ya no había tantos árboles, el sol resplandecía más fuerte, casi cegándome, y la temperatura en el ambiente se hizo más calurosa.

Caminaba a paso veloz y firme, quería llegar a la cima lo antes posible; Connor iba adelante, y ya casi llegaba -estúpida resistencia y velocidad extrema que tienen los caballeros- Elisa iba detrás, y parecía que en cualquier momento se desmayaría.

-Ah! ¿Cuánto falta?, siento como si estuviéramos subiendo esta colina desde hace horas- lloriqueaba sin parar.

-Ay... pero que dramática, solo llevamos quince minutos subiendo!- gritó Connor desde un punto más arriba que nosotras- deja ya de quejarte, y camina llorona- le dijo cansado de su dramatismo, la verdad es que estaba exagerando.

-Estas sin energía, y no tienes resistencia, porque has estado faltando a las clases, es tu culpa- dije, pero a ella no parecía gustarle mucho mi broma, ya que me miraba como si quisiera matarme, aunque con esa flojera, yo creo que no mataría ni a una mosca.

-Es en serio... ¿falta mucho?- dijo con la respiración agitada.

-Solo un poco más, cálmate, si podemos...-

-Ya apúrense! El sol me está matando!- nos gritó Connor, ya al pie de la torre. Voltee y vi a Elisa tirada en el césped, con un brazo sobre sus ojos, el pecho le subía y bajaba; me acerqué a ella para ver si estaba bien.

-¿Necesitas una mano?- le extendí mi brazo para que lo tomara.

-Necesito un médico...- dijo gruñendo, y arrastrando las palabras.

-Ya párate- la tomé del antebrazo y la ayude a levantarse, y coloque su brazo alrededor de mi cuello –lo haremos juntas- caminamos juntas hasta llegar a donde Connor estaba. La torre de cerca se veía mucho más concreta, los muros eran de piedra, enormes piedras, aunque podía verse el moho y las enredaderas en los pequeños espacios entre las rocas, eso delataba su antigüedad, varias de las torres estaban hechas escombros, y había muchas armas y carruajes quemados tirados por doquier, parecía la escena de una masacre, aunque afortunadamente la puerta principal estaba en pie, claro con una viga inmensa de madera que bloqueaba el paso, y varios escombros de piedras gigantes alrededor.

-Hasta que por fin llegaron- dijo Connor sonriendo con gracia.

-Ni te atrevas a burlarte- le advirtió Elisa, apuntándolo con su dedo; él levantó las manos, poniendo cara de niño bueno.

-Yo no he dicho nada-

-Lo estas pensando-

-Bueno...dejen sus tonterías de hermanos para después- les dije firmemente.

-Uh... está bien mamá- dijo Elisa con sarcasmo.

-Es en serio, quiero saber que hay aquí-

-¿Puedo hacerles una pregunta?- dijo Connor levantando la mano.

-A ver Connor, ilumínanos...- le espetó Elisa.

-¿Qué es este lugar?- dijo mirando la entrada.

-Bueno... es...- no estaba segura si contarle.

-Es un lugar que vi durante una caminata que estaba haciendo- me interrumpió Elisa; la miré confundida, ella solo me sonrió, luego siguió con su mentira - entonces le conté a Verónica, y ambas quisimos venir a ver que era- le dijo concluyendo lo que me parecía una mentira perfecta.

-Aja... en serio quieres que me crea, que viste este lugar en una caminata, tu apenas te levantas de la cama en las mañanas Elisa, no podrías ni salir de tu alcoba si no fuera por mí- le dijo lo mas arrogante posible, Elisa solo puso sus ojos en blanco, por lo molesto que es su hermano.

Alma De Hielo Fuerza De Fuego [ Libro 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora