27 Sueños Hechos Realidad

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Verónica

El pasillo oscuro es más intimidante de lo que creía, no se escucha absolutamente nada, solo mi respiración agitada, y el sonido de mis pies contra el piso, me siento como toda una espía.

Sabía la ruta que debía tomar, ya que siempre iba junto a Elisa y Connor a los jardines del castillo, bueno, al menos iba. Después de llegar a la parte posterior, me dirigí hacia la cocina, ya que esta se conecta con los establos, en donde crían a los mejores tigres para la guardia real felina.

Paso por el comedor oscuro, y me dirijo a la puerta de entrada a la cocina, al estar cerca pude escuchar voces, inmediatamente corrí y me escondí debajo del mesón; de la cocina salieron dos criadas, ellas hablaban sobre algo que no pude entender, pero seguro era un chisme, porque en eso se la pasan ellas.

Escucho la puerta del comedor cerrarse, y me apresuro a llegar a la cocina; paso por ella, hasta llegar a la puerta que lleva a la parte de afuera del catillo, cerca de los establos, al abrirla, comienzo a sentir la leve brisa nocturna que golpea mi rostro, haciendo erizar mi piel, no llevo zapatos, pero sinceramente no me importa llenarme de barro, tomo mi pequeño vestido con mis manos, para darle paso a mis pies, y comienzo a correr; al pasar al lado del establo, puedo escuchar los soñolientos ronroneos de los tigres que ahora duermen.

Los pequeños rayos de sol, que aún pueden iluminar el cielo, son los que ayudan a que no me caiga de cara al suelo, a mi alrededor hay dos canaletas llenas de rosas rojas, corro hasta llegar a la profundidad de los jardines, donde la luz de aquellos rayos, ya no podían ayudarme, gracias a los gigantes árboles, pero aun así seguí corriendo, y fue en el momento en que sentí ya haber estado aquí, ya haber vivido esto, es entonces cuando mi conciencia me dice.

-Tu sueño... - a pesar de casi haberlo visto todo, hasta a mi abuela viva, me sorprende darme cuenta que efectivamente, mis sueños son visiones, pero entonces recuerdo la voz de mi abuela diciendo.

"Quería aclararte, jamás he visto a un chico con esas características"

"Yo no puse esas imágenes en tus sueños mi niña, no fui yo"

Por lo que pude llegar a entender, mi abuela ha sido parte importante de esos sueños, y ha hecho que vea algunas cosas, pero en sí, ella no tuvo nada que ver con los sueños referentes a este chico. Disipo esos pensamientos y me concentro en llegar al lugar.

Después de un rato, detrás de un arbusto, estaba un claro, con un pequeño rio, que brillaba con la luz de la luna, la cual ya estaba en el cielo, y que de manera majestuosa, le daba un tono blanco a todo el paisaje; escuché un sonido, seguí con la mirada, la dirección de la que provenía, y del otro lado del rio, estaba aquel animal, que había visto en mi sueño.

Me subí a varias rocas grandes, evitando caerme y terminar completamente mojada, salté entre tantas, hasta llegar a la orilla, en la cual plácidamente bebía agua la hermosa bestia, me acerqué lentamente para verlo mejor, aunque lo había visto en mi sueño, no podía descifrar que animal era, pero si podía compararlo con otros que conocía.

Su torso era como el de un tigre, solo que sin rayas y con menos pelaje, este era de color blanco, casi del mismo tono que mi vestido, aunque definitivamente no era un tigre, ya que es más alto, sus patas son alargadas y musculosas; en los costados de su torso, dos hermosas alas como de águila parecían ser lo más fascinante de este animal, se veía que las tenía recogidas, pero aun así podía notar su enorme tamaño, y su falta de plumas, así que tampoco puede ser un ave; una cola larga colgaba de la parte posterior de su cuerpo, se veía sedosa, al igual que su cabellera, algo grisácea.

-Creo que tiene mejor cabello que yo ¡que envidia! -

El animal dejó de beber agua, para estar en una postura erguida, es el momento en el que me doy cuenta, que es más alto de lo que creía, me acerco a lo que es su cabeza, es alargada y tiene un cuello largo, con dos pequeños ojos negros, parecidos a los de un humano, un hocico grande y orejas como las de un dragón, pequeñas, alargadas y delgadas en la punta. El animal resopla y sacude su cabeza, para luego irse por los arbustos.

Alma De Hielo Fuerza De Fuego [ Libro 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora