26 Masacres y Portales Nuevos

15 2 0
                                    

Skay

El aire frio se colaba entre las rejas, que me separaban del camino hacia el punto central del coliseo, ¿Dónde estoy? En uno de los túneles que están debajo de las grandes gradas; aunque las paredes están cubiertas con rocas, aun así puedo escuchar y sentir las vibraciones, que son ocasionadas por las pisadas de los cientos de habitantes de Snowland, que han venido a ver el torneo, creando entre todos un bullicio ensordecedor.

Para ser sincero, me siento algo soñoliento, no pude dormir bien anoche por varias razones, una de estas es que estaba muy nervioso, no dejaba de pensar en la manera en que Chase me deseó suerte el otro día, recordar su tono de voz, y la manera en que lo dijo, me dan ganas de salir corriendo y encerrarme en mi cuarto con Lucian; la segunda razón fue aquel sueño que no me dejó para nada tranquilo. Cierro mis ojos recordando ese no tan molesto sueño, que logró mantenerme despierto durante bastante tiempo.

Unos grandes ojos marrones son lo primero que puedo recordar, aquellos que me miran de una manera profunda e inquisitiva, esos dos iris de matices marrones, me desarman, sintiéndome expuesto y atravesado, es como si quisiera ver mi alma; unas lindas pecas decoran de manera majestuosa, contrastando con su piel; por su cercanía puedo notar aquel característico rubor que se agrupa en sus mejillas, y esos labios, rojos como una cereza, que combinan perfectamente con los hermosos mechones rebeldes que caen por los costados de su cara. Estos lindos labios carmesí se mueven, y saliendo de estos se escucha una voz suave, que susurra.

– ¿Quién eres? –

– ¡Skay! – una voz gruesa se escucha detrás de mí, sacándome de mis pensamientos, haciendo que me voltee al sentir el tacto de alguien en mi hombro; no me sorprendo por quien es, aunque este túnel está débilmente iluminado, puedo reconocer a la persona que tengo en frente, Antonio, me regala una sonrisa segura antes de decir – ¿estás listo? – dijo subiendo sus pobladas cejas.

–La verdad es que no, siento que voy a vomitar – él ríe, dando varias palmadas en mi hombro.

– ¡Eso es! Al menos sé que no me estas mintiendo – él para de reír al escuchar como suelto el aire que está comprimido en mis pulmones – ey... tranquilo muchacho, confía en ti, sabrás que hacer – volteo y le doy una media sonrisa, la cual él corresponde, para luego dirigir su vista a un punto detrás de mí, al seguir su mirada veo de quien se trata.

–Hola hijo... – mi padre, estaba parado al final del túnel, en el punto en que este lleva a la parte posterior del coliseo, donde hay un sendero para volver al pueblo, él me saluda con una sonrisa – mírate... pareces todo un caballero – dice al ver el gran armazón de metales que llevo encima.

Me dirijo hacia él a paso rápido – padre... – digo antes de ser envuelto entre unos fuertes brazos – estoy muy nervioso, siento... que no lo lograré – él me aleja un poco y coloca una mano en mi cuello.

– ¿De qué estás hablando hijo...? Eres un White, y aunque no hayas crecido como nosotros, tienes toda la oportunidad y derecho de ganar como todos los demás; quiero que sepas que no hice este torneo para hacerte sentir mal o inferior, lo hice para que tu vieras lo que puedes hacer, y lo mucho que te amo – sonrío, el me da unas cuantas palmadas en la mejilla y con aire superior dice – ya verás que saldrá bien, lo llevas en la sangre –

Lo llevas en la sangre... – esa frase me dejó pensando, ya que en cierto modo, lo que dijo no es solo una forma de hablar, tiene más significado, si reflexiono en ella, puedo darme cuenta que tiene sentido, yo llevo su sangre conmigo, lo que por mucho tiempo me hizo sentir como alguien ajeno a todos los demás, me llevó a conocer un mundo fantástico, en donde hay personas como yo; y fue en ese momento que me di cuenta de a donde pertenecía realmente, y a donde siempre debí haber llegado.

Alma De Hielo Fuerza De Fuego [ Libro 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora