27 - Never enough

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Un beso se había convertido en dos, y entonces en tres. Cada uno mas largo que el anterior, con los labios separados pero esencialmente casto. La boca de Steve seguía siendo tan suave e hipnotizante como la primera vez que el genio la probó. Solo que esta vez los besos eran diferentes, gentiles y seductores, pero sin la urgencia que el miedo había instalado en sus pechos las últimas semanas. Ahora no había prisa, ambos sabían que tenían mañana, el día siguiente y muchos después de ese.

Tony fue el primero en tirar del otro hacia el sofá mas cercano, quedándose debajo de él y convirtiendo los besos en una mezcla de suspiros complacidos y bocas abiertas. Y allí estaba la abrumadora, suave e hipnotizante lengua del rubio contra la suya. Mas dulce de lo que Ironman jamás podría haber imaginado, y hecha aun mas dulce por la forma en que era utilizada, casi como una lenta caricia.

El Capitán igualaba cada movimiento del otro con tanta facilidad que parecería que se habían saboreado el uno al otro en miles de ocasiones, en miles de vidas, en lugar de el par de meses que en realidad había durado su relación hasta ahora. Como si este ritmo siempre hubiera sido de ellos y solo tuvieran que descubrirlo.

Los dedos de Steve, que habían estado enredados en los cabellos ajenos, se escurrieron para sostener al otro en el sitio apoyándose en su cuello. Rozó delicadamente el lado de la garganta del moreno y Tony sintió su pulso saltar. Cuando se apartaron esta vez probablemente fue porque ambos necesitaban un momento para recuperar la compostura. Por su parte, el menor se avergonzó de encontrarse a si mismo jadeando... Hacía demasiado tiempo no se había permitido estar de esta forma con el otro.

El rubio juntó sus frentes y el millonario le sonrió, recibiendo un tierno beso en la mejilla antes de practicamente lanzarse hacia el otro buscando mas.

Los próximos minutos pasaron en una niebla de manos explorando y suspiros contentos. Terminaron tumbados desordenadamente en aquel sofá, con el mayor sobre el otro moviendose para besar el cuello ajeno, maravillado aun de que aquellas manchas negras se hubieran desvanecido aunque fuera temporalmente. Sin embargo siguió moviéndose hasta encontrar ese punto detrás de la oreja de Tony que lo hacia temblar.

Por mucho que aquello le encantó, volvió a llevar ambas manos hacia el cuello ajeno para hacerlo subir la cabeza y besarlo de nuevo. Y de nuevo. Y de nuevo.

En algún punto el sofá dejó de ser suficiente. De alguna forma acabaron en el piso entre este último y la mesilla. Ya habían rodado un par de veces, cambiando sus posiciones, pero Steve estaba una vez mas sobre él y los besos eran calientes y pesados y sería una mentira enorme decir que el millonario no deseaba llevarlo un paso mas adelante, o dos, o infinitos.

Steve debía de saber lo mucho que su cuerpo estaba respondiendo, sería difícil no notarlo dado lo juntos que estaban y que él sentía perfectamente la erección ajena, pero mas allá de levantar un poco su polera para colar una mano bajo la misma no había hecho ningún movimiento para llevarlo mas allá. Aún cuando hubiese hecho esas cosas con su boca que hacían todo pensamiento coherente abandonar la cabeza del genio.

Deseando enviar un mensaje, Tony dejó que una de sus manos se deslizara por la espalda del otro, explorando sus caderas y tratando de llegar a su cinturón para desatarlo finalmente. Esto debió de causar que algo hiciera clic en la cabeza del otro, porque al siguiente momento se había maniobrado a si mismo lejos tan abruptamente que al romper el beso un sonido húmedo se hizo presente.

-Tony no... No deberíamos. Todavía no. -Jadeó el rubio, luchando contra su fuerza de voluntad para separarse del otro. -Tu flujo sanguíneo no puede acelerarse.

-Estaré bien. P-por favor. No puedo parar ahora. Lo necesito Steve. -Odió la forma en que su voz sonó casi como un ruego. Pero honestamente es lo que era ahora mismo.

By your side || StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora