7- Old love

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-Steve ¿podrías acompañarme a un lugar?

-¿Vas a salir? Casi nunca lo haces.

-Solía pasar más tiempo disfrutando el mundo que aquí dentro, pero ahora mismo la compañía es demasiado preciada como para desperdiciarla.

-Me halagas Tony, no es para tanto.

Tony se preguntaba si Steve se daba cuenta de ese flirteo que mantenían o si solo lo hacia inconscientemente, a veces le gustaría lanzarse, el era Tony Stark, ¿desde cuándo un ser humano se le resistía? Sin embargo sus inseguridades lo devoraban y terminaban reteniéndolo.

-Bueno, ¿me acompañaras?-bajo la cabeza mostrando inseguridad, todo parte del plan suaviza-capis -Me da miedo ir solo-ya lo tenía en la manga.

-Claro que iré contigo Tony.

Durante el trayecto no conversaron mucho, Happy tomaba su atención contándoles acerca de una chica que había conocido hacia un tiempo y que parecía estar muy interesada en el. El tiempo paso rápidamente hasta que pararon en frente de un hogar para veteranos de guerra.

-Tony…esto es…-la mirada de Steve se ensombreció en cuestión de segundos, una fría mirada se dirigió al millonario-No tenias derecho a hacerlo.

-Steve tu…tienes que hacer esto- era la primera vez desde que lo conocía que el aura del Capitán América realmente había sobrecogido a Tony, dejándolo prácticamente helado.-Yo…lo hice por ti. Solo deseo ayudarte

-No quiero tu ayuda, no en esto-la voz del rubio salía rota de su garganta- No puedo…no sé cómo…verla.

-Steve-Tony se movió por primera vez en todo ese tiempo para colocar suavemente su mano sobre la del otro y entrelazar sus dedos de forma débil.-Yo estoy contigo, está bien. Ella estará muy feliz de verte.
El soldado afirmó el agarre de la mano de Tony, casi aferrándose a esta. Se dejo guiar por el menor ignorando el hecho de que estaban literalmente caminando por el sitio tomados de la mano.

Al llegar a la puerta en la que se podía leer “Margaret Carter”, la mano del millonario lo soltó para darle un par de palmaditas en la espalda.

-Me quedaré aquí afuera esperándote.

-Gracias…gracias por esto. Gracias por darme el valor que me faltaba.-dijo antes de entrar al lugar.

El millonario estuvo casi cinco horas en espera del otro. En una ocasión trató de echar un vistazo al cuarto, pero la imagen que vió le dolió tanto que no se atrevió a hacerlo de nuevo. Steve estaba sentado junto a Peggy en la cama. Sostenía entre sus manos las temblorosas que a ella le pertenecían y, mientras se esforzaba por dibujar una sonrisa en sus labios, sus ojos se desbordaban en un caudal casi infinito de lágrimas. El genio se dio cuenta de que esas lágrimas eran las que él había estado reteniendo desde que despertó. Esas eran todo el dolor que lo había embargado durante ese tiempo y que había estado ignorando. Tony odió verlo llorar, aunque tal vez le dolió más el hecho de que, al contrario de él, el rubio si se forzaba a sí mismo a ser fuerte frente a él.

Ya comenzaba a anochecer cuando Steve dejo la habitación, Peggy necesitaba ser atendida y ya le habían dado demasiado tiempo mas allá de la hora de visitas, cortesía de un enorme cheque depositado por Stark obviamente. Tony no menciono una palabra, sino que volvió a tomar la mano de Steve y, oprimiéndola con fuerza, lo saco de ese lugar de la misma forma en que lo había llevado.

Había preferido decirle a Happy que se marchase varias horas atrás, daría una vuelta antes de regresar, sospechaba que el Cap necesitaba aire fresco para recuperarse. Caminaron de la mano por un buen rato, el lugar quedaba relativamente cerca del mar y Tony deseó repentinamente llevar al rubio allí. Este por su parte estaba totalmente ausente, miraba sin mirar, caminaba sin caminar, no estaba dentro de sí mismo, y el de ojos achocolatados sabía que inevitablemente se encontraba más de 70 años atrás.

Cuando llegaron a su destino se sentaron juntos en la arena, el agua llegaba a humedecer sus pantalones, estaba helada y la playa desierta. Solo eran ellos dos ante un cielo que al más bajo se le antojaba precioso. Entonces Steve recostó su cabeza sobre el regazo de Tony, escondiéndola de este. La humedad que sintió en sus ropas el moreno fue suficiente para darse cuenta de que al otro aún le quedaban demasiadas cosas atascadas que sacar al exterior.

Pasaron muchas horas allí, primero entre lágrimas y más adelante solo siendo caricias, Tony consolaba al héroe de América con suavidad, ninguno habló nunca, no era realmente necesario. Ambos se miraban a los ojos y podían leer el alma del otro. Steve le sonrió al otro muchas veces en esa noche, eran unas sonrisas de agradecimiento que Tony hubiese deseado enmarcar y llevar consigo siempre. Ese momento, acariciar para siempre su mejilla, pasando los dedos suavemente por esa piel ligeramente áspera, dibujando círculos, corazones o letras en ella. Deseaba que el tiempo dejase de correr y Steve se quedase para siempre a su lado, deseaba ver esa sonrisa cada mañana justo al levantarse. Sin embargo sabía que era inútil, sabía que ese mágico instante no era más que un escape de ambos a la realidad que se cernía sobre ellos, cada vez más pesada. Pero eso a Tony no le importaba, no en ese momento.

A ambos los atrapó con sorpresa el amanecer, tal pareciese que el sol se levantaba de las aguas ansioso de verlos allí, de robarle a la luna el espectáculo de su felicidad, tal vez, el sol lo hizo desconociendo que solo ella era capaz de tales hazañas, y que su aparición termino rompiendo el hechizo que sobre ellos la blanca luz había lanzado.

-creo que deberíamos regresar a casa. Pepper debe estar como loca ahora mismo.

-Cierto-al escuchar el nombre de la pelirroja el rubio capitán se alejo del otro como si el contacto lo quemase, dejando a Tony con más frío del que creyó posible. Su cuerpo se había amoldado a los brazos del otro alrededor de su cintura, y ahora se sentía incompleto-Lo mejor será que la llames con tu aparato.

-Lo deje en casa por error, pero está bien. Podemos ir hacia algún lugar y llamar a Happy para que nos venga a buscar. O solo tomaremos un taxi

-En marcha entonces-dijo el capitán antes de ponerse de pie y comenzar a sacudir la arena de su cuerpo- y Tony…

-lo sé. No te preocupes-acaricio una vez más la mejilla ajena- no volveremos a hablar de esto si no lo deseas.

-Eres un ángel

La expresión de Tony cambio drásticamente al escuchar esto, paso de ser una expresión sonriente a un rostro totalmente sonrojado que no lograba siquiera levantar la vista del suelo mientras se apresuraba en marcharse de la playa en la cual había presenciado, aunque nunca lo admitiría en voz alta, la noche mas hermosa que podía recordar haber tenido.

By your side || StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora