17- Stark expo

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El tiempo paso, demasiado rápido si le preguntaban al millonario, sumergido en una burbuja de amor y pasión que lo enloquecía. Tony podría pasar días enteros descansando entre los brazos de Steve y le sabrían a minutos. Junto a él, todos los conceptos de espacio y tiempo que conocía se habían desvanecido, como si realmente no existiese dentro de su cuerpo un Killer-switch que le decía -solo te quedan un par de meses de vida.
El día en que despertó, exhausto después de una noche de pasión, y al dirigirse al espejo vio una serie de diminutas venas de color negro atravesar su piel, saliendo del reactor y regándose por las zonas cercanas a él, supo que el principio del fin había comenzado. Ese día, y solo ese día, se permitió a si mismo llorar. No lloraba por que moriría, eso no le afectaba más que el hecho de que tendría que dejar solo a Steve, de que todo este tiempo el solamente lo había estado preparando para que descanse en los brazos de alguien más, lloro porque ya no podría volver a sentirlo dentro de él, ni sus caricias en su pecho, ni esos besos de azúcar que repartía por todo su cuerpo…Lloro si, lloro como un niño, pero nunca tuvo que ver con él, sino con aquel hombre de cabellos rubios que nunca lo perdonaría por mentirle, por apartarlo cuando mas deseaba ser abrazado, por mentirle cuando solo se merecía la verdad. Lloro porque sabía que fuera como fuera que terminase esta historia, Steve saldría lastimado…y todo era su culpa.
La tabla periódica se había quedado sin elementos para él, no había forma de evitar el veneno que lo consumía, y el hecho de usar activamente el traje de Ironman solo lo aceleraba el proceso. Tony se sentía como un enfermo terminal, de hecho eso era, contando como monedas los minutos y tratando tan desesperadamente de dejar un legado que dolía.
La Stark expo comenzaría pronto, cada año durante más de ochenta años ese festival había sido un vistazo al futuro en todos los aspectos. Su padre y él se habían encargado de hacer cada año cosas mejores y más increíbles para mostrar al público. Pero este año Tony había superado todas las demás con creces, después de todo esa podría ser muy bien la ultima Stark expo que el mundo conociera. Así que tomo casi 15 kilómetros llenos de maravillas y decidió que esta vez durarían todo un año en exposición. Su presencia allí era obviamente obligatoria, él y su flamante traje de Ironman aparecían casi cada noche, aunque esto no era realmente por ser recordado, no, solo hacia lo único que últimamente le salía bien, escapar a toda velocidad de los brazos del rubio quien lo esperaba cada noche.
Obviamente un estoy cansado lo arreglaba todo, Steve sería incapaz de siquiera intentar forzar al de ojos color chocolate, así que solo se recostaba a su lado, totalmente vestido y conformándose con abrazarlo contra su pecho. El ídolo de América hacia su mejor esfuerzo por seguirle el ritmo a su pareja, yendo muy seguido a ver su discurso y sus entradas épicas. Ese sitio le traía una gran cantidad de sentimientos encontrados, pero definitivamente el mayor era nostalgia. Ver lo tanto que habían cambiado las cosas le hacía pensar casi cada día -Ojala Bucky estuviese aquí, o yo estuviese allá con el…o simplemente estuviésemos los dos en algún sitio-
El último lugar en el que había visto a su amigo antes de ser el Capitán América le traía sensaciones agridulces a su corazón, el había extrañado a su amigo cada día desde que lo perdió a manos de Hydra, pero en ese lugar la opresión se intensificaba hasta el punto de que se había sorprendido a sí mismo en más de una ocasión con la vista nublada por el llanto. Agradecía internamente que nunca se desbordaran, no deseaba llorar, y mucho menos en un lugar con millones de personas que no conocía.
Deseaba hablar con el millonario sobre cómo se sentía al respecto, de verdad lo hacía, sentía la necesidad de desahogarse con alguien, dejar de obligarse a sí mismo a ser fuerte y desbaratarse frente a la única persona ante la cual podía ser débil, pero cada vez que se acercaba, apenas llamándolo por su nombre en la tranquilidad de la noche, recibía un frío -estoy cansado- y le espalda del otro, la cual se conformaba con abrazar. Le dolió el rechazo del millonario, si, las primeras semanas, luego comenzó a sospechar que había algo mal con él. Se dio cuenta de que no era él el único triste en esa enorme habitación, y por mucho que le costó, decidió una vez más apartar sus sentimientos por el bien de los del otro, y dedicarse en completo a recuperar la confianza que sin saber por qué había perdido. Se decidió a encontrar las heridas del otro y a curarlas, a cualquier precio.
Como siempre hacia, esperaba pacientemente junto a el auto de Tony a que este terminara su enorme recorrido por el local para poder irse a casa. El extravagante descapotable lo incomodaba, pero era el auto favorito de Tony, por lo que debía aguantar sus instintos de pasar desapercibido. El cielo estrellado era hermoso, ni siquiera una nube lo cubría, una vez más la nostalgia lo ataco, pero antes de que pudiese hundirse en el pasado, sintió una manito agarrarse de su pantalón. Miro enseguida hacia abajo, encontrándose con un niño de no más de cinco años, un casco de Ironman plástico cubría su rostro.
-¿Es usted el Capitán América?, ¿verdad?-La tierna vocecilla lo saco de todos sus pensamientos, y con la sonrisa más tierna de su enorme repertorio, se agacho a la altura del pequeño.
-Sí, y tú eres Ironman por lo que veo, gracias por salvarnos a todos.
-No-no soy Ironman-dijo el niño con una risita nerviosa.
-Me engañaste completamente pequeño-dijo Steve con ternura- parecías todo un superhéroe.
El niño rio una vez más para después quitarse el casco, para mostrar la carita más tierna que el capitán recordase haber visto jamás, con un pequeño flequillo de color carmelita y unos expresivos ojos azules en los que cabria fácilmente toda la esperanza del mundo y aun quedaría espacio para mil sueños e ilusiones.
-Mi nombre es Peter…Peter Parker.
-¿Puedo ayudarte en algo Peter?-dijo aun con la sonrisa impresa en el rostro.
-¿Po-podrías…firmarme un autógrafo?
A Steve le habían pedido cientos de veces cosas como esas, así que no dudo en responder con un asentimiento de cabeza, tomando de manos del niño una imagen en la cual aparecía el firme y vestido de soldado antes del suero, y a su lado se encontraba a sí mismo una vez mas pero con su apariencia post-suero, y ataviado con el traje de Capitán América, Mientras en un extremo se podía leer, escrito con letras rojas, blancas y azules “He is our hero”
El de cabellos dorados firmo el papel y después le regalo una palmaditas en la cabeza al pequeño.
-Tú siempre fuiste increíble- dijo el pequeño un poco avergonzado- Antes de ser grande también…lo vi en el museo…tu historia. -El mayor no pudo aguantar cargarlo entre sus brazos, levantándolo del suelo y dándole un pequeño abrazo. Para después decirle:
-Entonces será mejor que crezcas sano para que también seas un superhéroe, recuerda comer frutas y verduras, dormir ocho horas diarias, estudiar mucho y siempre ayudar a aquellos que lo necesitan.
-Si, daré lo mejor de mi-dijo el niño antes de abrazarse un poco al capitán antes de ser devuelto al suelo.
-Mejor ve con tu familia, pueden comenzar a preocuparse.- recibió un asentimiento por parte del castaño antes de que se echase a correr.
Ese pequeño encuentro, que podría haber pasado desapercibido para cualquiera, se quedo en la mente del rubio. Más que en su mente, se grabo en su pecho en forma de calidez. Se pregunto cómo sería aquello a lo que había renunciado mucho tiempo atrás, como se sentiría tener una criatura como esa a la que cuidar, a la que amar y educar. Decidió que, a pesar de que no lo veía posible, podría fantasear con, quizás algún día, adoptar un pequeño como Peter, un niño al cual cuidaría junto al millonario que tanto amaba.

By your side || StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora