8- Flying

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Desde ese instante su relación se volvió cada vez más unida, no solo Tony mostraba sus miedos ante el otro, sino que esa confianza era ciega y bilateral. Ambos conocían las debilidades del otro y se ayudaban a superarlas. El ir a visitar a Peggy de vez en cuando se volvió una costumbre para Steve, una que Tony secretamente aplaudía porque siempre que regresaba de allí el rubio se mucho más humano y liberado, como si un peso hubiera salido de su espalda. Por alguna razón su fibra sensible se alteraba y podía pasar horas abrazándolo, o solo diciéndole lo importante que era para él por apoyarlo.

Ya hacia un mes y medio que Tony había sido rescatado del desierto y Pepper lo estaba obligando a volver a sus responsabilidades en la empresa, la cual estaba en un estado bastante malo que Obadiah luchaba solo por arreglar ante la negativa absoluta del moreno de vender armas. Por esta razón comenzó a ir a diario a Stark Industries, dejando su tiempo libre, ese que solía dedicarle casi íntegramente a Steve, como su único momento para trabajar en la armadura.

Recrear y mejorarla estaba tomando mucho más tiempo del que creía en un principio, y eso lo frustraba. A esta se le sumaba la culpabilidad porque el  rubio realmente estaba dolido por la prohibición, a pesar de que la aceptó sin siquiera protestar, era obvio en su mirada que lo había, como mínimo, decepcionado.

También se volvieron costumbre las constantes visitas del agente Coulson, el cual tras conseguir la entrevista con Tony se había dedicado las siguientes cinco horas a entablar una conversación con el Capitán América mencionando en múltiples ocasiones el gran admirador que era. Tony creyó seriamente que al de cabellos castaños le daría un paro cardiaco al ver a Steve Rogers en carne y hueso.  A pesar de todo el millonario agradecía que Coulson le hiciera compañía y, al menos por ese tiempo, Steve no estuviera al pendiente de los ruidos y explosiones que ocurrían constantemente en el laboratorio.

Cuando el tiempo de trabajo en la armadura llegó a 20 dias, Tony estaba orgulloso de ver que estaba terminada. Sin embargo su relación con el rubio se había enfriado muchísimo en ese tiempo, seguían siendo amigos, y podrían pasar aun noches enteras hablando de tonterías, el problema era que no lo hacían.

Aún cuando Steve buscaba casi constantemente la atención del millonario, este se centró únicamente en la creación de su traje y, hasta cierto punto, escapó.

Escapó porque lo necesitaba, porque se sentía ahogado por unos sentimientos que lo dominaban cada vez que el otro se encontraba cerca de él. Porque no podía mantenerse en pie ante el abrasador deseo de lanzarse a los brazos del mas alto. Porque ya no soportaba la necesidad de probar sus labios, de abrazarse fuertemente a su pecho y rogarle que lo sostuviese. Escapó porque tenía miedo de no poder controlarse y acabar perdiendo todo lo que había logrado. Así que se escondió tras su armadura, y no se dio cuenta de que lo estaba perdiendo igualmente.

El traje estaba listo, finalmente podía usarlo completamente y hacer la primera prueba de vuelo lejos de las paredes de su laboratorio. Así que se lanzó a la inmensidad del espacio, viendo el mundo a sus pies, cada vez más pequeño e insignificante. Probó las habilidades de su traje como visión infrarroja o simple acercamiento de las imágenes. Por unos largos minutos se sintió como un verdadero dios. Entonces comenzó a ascender, deseaba saber hasta dónde lograba llegar. La luna llena lo observaba, cálida y brillante, en su torpe intento de acercarse a ella.

A medida que subía, una capa de hielo se fue formando alrededor de su armadura, la cual termino dañando los propulsores que lo elevaban, haciéndolo caer vertiginosamente hacia las luces de la ciudad, antes insignificantes, que ahora crecían a una velocidad que daba miedo.

—J.A.R.V.I.S vamos. Debes romper el hielo—La I.A. no parecía responder a su llamado, las calles debajo del cada vez eran más visibles. Tony se preparo para una peligrosa caída, el piso a tan solo unos cien metros se preparaba para recibirlo. El nombre de aquel ser cuya sonrisa se había privado a si mismo de ver fue todo lo que pudo salir de sus labios antes de cerrar los ojos, preparándose para el golpe.

By your side || StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora