3- Pepper and Rhodey

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Al ingresar al laboratorio, la pelirroja se sorprendió no solo de ver el estado en el que Tony estaba, sino también por el hecho de que estuviese conversando tan animadamente con el rubio. Tal vez fuese algo tonto, pero Pepper extrañaba que el millonario dependiera de ella las 24 horas del día. Extrañaba pasar tiempo a solas con él, de cierta forma le parecía que no había un segundo que pasara separado de su nuevo amigo. Ella conocía de la gran admiración que Tony le profería al otro en su adolescencia, pero no creyó que después de tanto esta siguiera viva.

¿Por qué ocultárselo a sí misma? Estaba algo celosa de Steve Rogers.

Celosa no solo de que robara su atención, sino también del brillo que adquiría la mirada del moreno cuando estaba posada en el otro, de la sonrisa que curvaba sus labios hermosamente. Estaba celosa de que en poco menos de un mes su relación con el rubio había subido como la espuma a pesar de que a Tony le tomaba años, literalmente, para empezar a confiar en las personas.

Ella había estado enamorada de Stark desde hacía muchísimo, pero siempre mantuvo la compostura y la profesionalidad por sobre todo. Aún cuando en más de una ocasión había deseado lanzarse a la yugular de alguna de esas mujeres con las que el otro convivía cada noche, que tenían aquello que ella tanto ansiaba.

Sin embargo ahora hasta ellas habían desaparecido. Justo cuando creyó estar cerca de lograr su objetivo, teniendo a Tony seguro y vivo al alcance de sus dedos después de que creyó perderlo para siempre...Justo cuando estaba decidida a arriesgarse y jugarlo todo, había retrocedido al casillero cero en cuestión de días. Pero no se rendiría. Ser una mujer buscando ganarse un nombre en el mundo empresarial le había enseñado que la paciencia y la perseverancia siempre serían sus mejores aliadas. Iba a ganarse el corazón de Tony, al final del día. Definitivamente terminaría siendo la señora de Stark.

-Tony...¿Qué sucede? ¿Eso no es lo que te mantiene vivo?-Dijo en cuanto entró, refiriéndose a los dos círculos de luz que brillaban en su pecho y entre sus manos.

-Lo era, ahora no es más que una reliquia. Esto es lo que me va a mantener con vida.-Respondió un sonriente moreno, mientras le mostraba el que sostenía.-Pero hubo un inconveniente mientras lo trataba de cambiar.

-¿Un inconveniente?-La preocupación enseguida se filtró en la voz de la joven de cabellos fogosos.

-Es solo un detalle, hay un cable expuesto muy dentro de esto.-Dijo mientras comenzaba a retirar el reactor de su pecho. Inconscientemente Steve se había alejado un par de metros de la pareja ya que no deseaba bajo ningún concepto arruinar algo y que su amigo pagase las consecuencias.-Toca una de las paredes y eso hace que provoque un corto.- Al terminar de sacar el anterior reactor de su pecho, le indicó a Pepper que se deshiciera de él luego, dando paso a una improvisada cirugía.

Las finas manos de Virginia se adentraron en el cuerpo de Tony, y aun cuando cometió un par de pequeños errores que provocaron ganas de asesinar a alguien en el rubio que aun se mantenía alejado de la escena, finalmente logró su objetivo, dejando el nuevo reactor engarzado en el pecho de su jefe.

-¿Estás bien?-Preguntó nerviosa la chica, mientras observaba con asco la sustancia viscosa que cubría sus manos. A pesar de eso estaba claramente aliviada de que todo hubiera salido bien.

-Si estoy bien.¿Y tú qué?-Una sincera risa se escapó de sus labios y miro con cariño a la chica. Su presencia lo relajaba, siempre había tenido ese efecto. Con Pepper ahí, daba igual lo que saliera mal porque podrían arreglarlo. Era su mejor amiga.

-Tony jamás, jamás, jamás, jamás quiero que me vuelvas a pedir algo así.

-No tengo a nadie más...Solo tú.-Respondió, con una vulnerabilidad que caló profundo, de formas totalmente opuestas, en dos corazones distintos.

El millonario le daba la espalda al tercero en la habitación, olvidándose de su presencia mientras se perdía en la mirada de Pepper, por esa razón no pudo notar la expresión dolida y quizas un poco traicionada que manchó la expresión del rubio y nubló el cielo de su mirada mientras la apartaba.

Él deseaba ser importante para Tony, y creyó que lo era, pero al parecer estaba equivocado.

Entonces se dió cuenta por primera vez de la forma en la que sus miradas chocaban, con una familiaridad y conexión unicas. Estaba claro...Allí había amor. Nunca lo había considerado antes pero era bastante obvio que estaban hechos el uno para el otro, ahora lo veía mas claro que el agua. Y por alguna razón se sentía como tener una pequeña espinita clavada en el pecho, no dolía mucho, pero si todo el tiempo. Le tomó tan solo fracciones de segundo decidir que se ignoraría a si mismo olímpicamente y a su tonto instinto egoista. Ayudaría a su amigo a estar con esa chica. Se lo merecía con creces. Se merecía absolutamente todo lo que pudiera desear.

-¿Qué debería hacer con esto?-Dijo Pepper, tomando entre sus manos el reactor antiguo.

-Quémalo, incinéralo. Desaparécelo de aquí.-Respondió totalmente seguro el genio mientras se vestía nuevamente.

-¿Estás seguro de que no quieres conservarlo?

-Pepper linda soy muchas cosas pero nostálgico no es una de ellas.

Un asentimiento de cabeza fue todo lo que recibió por parte de la otra antes de salir del laboratorio. A Steve se le ocurrió una idea algo tonta mientras veía la luz que desprendían las manos de la chica, pero antes de tener tiempo para analizarla fue tras de ella. La alcanzó a media escalera y la tomó suavemente del brazo.

-Disculpe señorita Potts, ¿podría decirme que pretende hacer con eso?-Señaló al reactor.

-Cumplir órdenes, por supuesto. -Dijo Pepper recalcando lo obvio. -Voy a incinerarlo.

-¿Disculpe, pero le importaría dármelo a mí?-Inquirió algo avergonzado el hombre.

-¿Por qué querría tener algo así? No lo entiendo.-La joven sabía que lo que estaba entre sus manos no era ningún juguete y que personas muy poderosas darían lo que fuera por tenerlo, pero jamás pondría en duda la integridad moral del mas alto.

-Dejemoslo en que quiero darle algo a Tony... Una especie de sorpresa.

-El dejó muy en claro que no deseaba ningún tipo de recuerdo al respecto. Creo que no lo conoce lo suficiente, si me permite decirlo. Le gusta que las cosas sean a su modo.

-Entonces permítame darle un regalo que no le gustará. Usted no pierde nada de todas maneras.

-Como prefiera, en ese caso.-Sabía que Tony no le reprocharía por darle algo a Steve, fuera lo que fuera. Asi que eso no la preocupaba. Dejó el pequeño artefacto entre las manos del hombre y se retiró de allí a paso ligero. Si había una cosa con la que ella no contaba era tiempo para desperdiciar.

Steve no regresó al laboratorio, sino que se vistió y salió de la mansión sin decir a donde iba. Siendo seguido una media hora después por Tony, quien se dirigió a ver a su amigo James Rodhes. Deseaba tener el apoyo del piloto para una idea que le había estado dando vueltas y vueltas en la cabeza. Tony deseaba replicar la armadura que había creado estando en cautiverio, esta vez con suficientes mejoras como para ser de utilidad al mundo.

Al terminar la reunión, no había otra palabra para describir al científico que decepcionado, su amigo no solo no lo había escuchado en lo absoluto, sino que sostenía la idea de que debería seguir fabricando armas. Le dolía no tener la aprobación de Rodhey, pero siendo él un militar no podía pedirle mucho más, el moreno vivía de la guerra...eso es lo que era, una máquina de guerra.

A pesar de retirarse de allí dolido, no pensó ni por un segundo en rendirse. En cuando llegó a casa comenzó un proyecto llamado Mark-2, en el cual se centró durante horas y horas, hasta que la voz de Steve bajando las escaleras lo asustó. Hizo desaparecer los hologramas que llenaban el salón y centró su atención en el rubio.

By your side || StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora