El maestro de Sokka

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Narra Sokka

Cuando pensé que mi vida podría equilibrarse un poquitito, pasa algo que me recuerda lo inservible que puedo llegar a ser. Contexto, ayer por la noche estábamos viendo una lluvia de estrellas cuando aparece un meteorito y cae más lejos en un campo de maíz, incendiándolo todo.

No hay mucho más para contar, los demás hicieron todo y a mí me dejaron cuidando a Momo, que ni fue necesario. Me pedían que me aleje, que me mueva de un lado para otro. Más que ayudar, sentía que estaba estorbando todo.

Lo peor es que ahorita mientras estamos comiendo en un restaurante del poblado, se quejan de que las personas no los felicitaron ni agradecieron por salvarles la vida como héroes porque ahora son incognitos. Lo peor que les ha podido pasar ahora. Que gracioso.

- Jaja Pobres héroes.

- ¿Qué pasa, Sokka? No has tocado tu babosa marina ahumada.

- Es que ustedes pueden hacer cosas sorprendentes, como apagar incendios y volar y hacer otras cosas volar, Katara. Yo no puedo, ¿Se dan cuenta de eso? No puedo hacer nada. 

- Eso no es cierto, nadie puede leer un mapa como tú.- Y eso de qué sirve, Katara? Si igual casi nunca me hacen caso.

- Yo ni puedo leer.

- Tú eres el que nos hace reír con tus comentario sarcásticos. Como... "Miren el cabello de Katara, ¿Ven?, ¿Quién le hizo esto?"

- ¿Qué? ¿Qué tiene de malo mi cabello?- Aquí vamos con la ofendida.

- Nada... yo... solo trataba de- y ahí está el otro disculpándose por todo, será mejor que pare esto.

- Escuchen, sé que tratan de hacerme sentir mejor, pero la verdad es que ustedes son sorprendentes, especiales y yo... no. No soy más que el chico común de este grupo.

- Lamento que pienses de esa forma, pero espero que sepas que no te vemos así.- no le contesté, sé que Katara me quiere hacer sentir mejor, pero no va a funcionar.- Sé de algo que te hará sentir mejor.

...

Y... funcionó, me llevaron de compras. tenía la idea de renovar mis armas para las batallas, por lo menos para eso tengo que servir. Ninguna de las que había probado era para mí, casi me matan... digo, Aang casi se mata con una armadura y su espada de viento invisible, ya me fui del tema. Bueno, ninguna encajaba conmigo hasta que vi una espada impresionante con unos detalles dorados en su estuche que ni que decir.

El dependiente se me acerca, me dice que tengo un buen ojo y me comenta que esa espada es una original hecha por el famoso maestro espadachín Piandao, el más grande de la nación, que vive en un castillo muy cerca de donde estábamos. 

- ¡Ya sé!- Aang, me asustas- Eso es lo que necesitas, Sokka. 

- ¿Una espada?

- No, una espada no, un maestro.- agarré la espada mientras lo escuchaba- Todos mejoramos gracias a un maestro, ¿Qué tal si tratas de practicar con Piandao?

- Es una idea excelente, no sería quien soy ahora, si no fuera por el maestro Pakku. Todos deben tener un maestro.

- Yo aprendí de los tejones topo. Ellos no hablan, pero son los mejores maestros.

- Lo mismo fue con Yun y conmigo en lo que es el aire control, ella aprendió todo lo que sabe gracias a la maestra Wen y yo bueno, de Gyatso. Además aprendimos el uno del otro, ella tenía un estilo un poquito más agresivo y yo era más tranquilo y tomamos cosas de ambos lados, nos complementábamos en ese aspecto. En lo demás ya tuve otros, pero bueno, entiendes el punto, un maestros siempre nos ayudará a mejorar nuestras habilidades.

Avatar la leyenda de Aang - El idiota del boomerang (Sokka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora