El Templo Aire del Oeste

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El grupo del Avatar se encontraban caminando, en dirección al Templo Aire del Oeste, notoriamente cansados y tristes por la derrota en su invasión. 

- Esto es humillante.- se quejó Katara

- ¿Por la gran zurra que nos dio la Nación del Fuego o por tener que caminar hasta el Templo Aire del Oeste?- preguntó su hermano

- Ambos.

- Lo siento, amigos.- Les habló Aang que tenía a Momo desparramado sobre su calva y estaba caminando junto a su bisonte- Appa también se cansa de llevar a tanta gente.

- ¿Cómo estará el resto de las tropas?- preguntó Teo

- Seguramente camino a prisión.- contestó Haru- Mi padre recién salió y ahora vuelve de nuevo.

Mientras caminaban, ellos conversaban entre sí, ya sea comentando la situación, quejándose de tener ampollas en los pies, Sokka, o comentando cuanto extrañaban a los demás. Cualquier conversación paró bruscamente al Toph gritar.

- ¡Llegamos!- pisa con fuerza y vuelve a alzar la voz- ¡Puedo sentirlo!- Todos estaban extrañados ya que no había nada, solo un gran abismo.

- Creo que sus pies necesitan un oculista.- exclamó Katara, pero Aang negó de inmediato.

- No, tiene razón, hemos llegado.- Todos seguían igual, viendo raro tanto a Aang como a Toph, mientras ella sentía, debajo de ellos, todas las estructuras del templo que fueron construidas de cabeza.



...



Mientras ellos seguían arriba, Zheng, ayudado por Zuko y Yun, bajaba de una cuerda para caer en el templo, justo frente a unas estatuas del Avatar Yangchen, que le trajeron muchos recuerdos tanto a Zuko como a Yun, la cual hizo una pequeña reverencia.

- Es... impresionante y la vista es... wow. Después de todo lo que pasó y luego de 100 años de que alguien cuide este lugar, debo admitir que estas estatuas y el templo en sí, está en un muy buen estado.- Comentó Zheng mientras observaba las estatuas junto a la chica.

- Sí, todo está casi igual a como lo recordaba, lógicamente un poco dañado, los años pasan factura, pero está igual.- ella sonrió al recordar los buenos y malos momentos que vivió en aquel templo- Supongo que... Bienvenidos a mi hogar.

Mientras ellos hablaban, Zuko recordaba un momento que vivió ahí mismo años atrás. Se encontraba con su tío y recién había pasado una semanas de su destierro. En él, Zuko estaba completamente convencido de que capturar al Avatar era lo único que necesitaba, Iroh le trataba de decir que no sería una tarea fácil y que tendría tomarse un tiempo para descansar y sanar. Como no es novedad, su sobrino lo trató muy mal. No podía sentirse más avergonzado de su actuar en ese momento.

Los tres muchachos escucharon los gruñidos de Appa. Habían llegado y estaban en otro sector del templo, bastante lejano, aunque igual se escondieron detrás de las estatuas para que no los vean. 

- Bueno... ¿Qué hacemos ahora?- preguntó Zheng

- Por el momento, irnos.- Contestó Yun- No creo que sea momento de que se vean.

- Vámonos,- los llamó Zuko- Por acá hay unas escaleras, rápido.- Zuko y Yun corrieron a las escaleras 

- ¿Si recuerdan que aún me cuesta un poco caminar, verdad?- Ya estaban a mitad de la escalera, así que volvieron y lo ayudaron a subir.  

Avatar la leyenda de Aang - El idiota del boomerang (Sokka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora