El día del avatar

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Narra Sokka:

Estaba durmiendo de lo más tranquilo, cuando siento como algo se mete a mi boca, atorándome. 

- ¡¿Por qué metes tu mano en mi boca?!- veo que ahora se mete algo en la boca y se lo come.- Momo, tienes que aprender a respetar mi espacio.

En eso escuchamos un ruido que despertó a todos y sobre todo a cierta persona que últimamente ha estado de muy mal humor. En serio, muy malo.

- ¡¿Por qué nunca puedo dormir tranquila?!- sí, ese alguien es Yun.

Eran unos rinocerontes de la armada de fuego.

- ¡Ríndanse! Están completamente rodeados!- Era verdad. Los maestros aire habían dormido en Appa, así que solo Katara y yo tuvimos que ir hacia allá.

- ¡Rápido! ¡Tenemos que irnos!

- ¡Mis pergaminos!

- ¡Mi bastón!

- ¡¿Qué están haciendo?!- gritaba Yun mientras ellos regresaban por sus cosas y me ayudaba a subir a Appa.

Katara congeló el arma de uno que estaba al lado de sus pergaminos, agarró su caja esa y volvió a Appa. Aang fue corriendo por su planeador, un hombre trató de detenerlo tumbando un árbol, pero saltó agarró su aparato, volvió a Appa y lo hizo volar. Justo en ese momento me di cuenta de algo.

- ¡MI BOOMERANG!

- ¡Ya no hay tiempo! 

- ¡¿Tenemos tiempo para tus pergaminos y para el bastón de este, pero no para mi boomerang?!

- ¡Exacto!- ¿Se está burlando de mí? Se está riendo, Sokka. Claro que lo hace

- ¡Katara, basta!- le dijo Yun haciendo que se callara.

Se acerco a mí y se sentó a mi lado.

- Yo... siento lo de tu boomerang, si lo hubiese visto hubiera tratado de- 

- No fue tu culpa.- no me siento muy bien para hablar ahora.

 


Seguimos volando hasta una aldea en donde paramos a comprar algunas cosas. Un gorro para tapar la flecha de Aang y demás cosas necesarias.

- Lamento mucho lo de tu boomerang, Sokka.- dijo Aang que ya tenía su sombrero en la cabeza mientras las chicas pagaban lo demás. Yun también llevaba su pañuelo para su flecha.

- Siento que he perdido una parte de mí. Imagina si tu y Yun perdieran su flecha o si Katara perdiera sus trencitas.

Me acerqué para recoger las cosas y Katara me dio un abrazo que me hizo sentir menos miserable por cinco segundos.

- Sus cosas, chico cola de caballo.

- Solía ser el chico del boomerang.

Me tire al piso a llorar, mientras Aang me consolaba o bueno hacía el intento, cuando el vendedor de la tienda empezó a cerrar.

- ¡Feliz día del avatar!

- ¿Día del avatar?- preguntó Yun

- ¿Acaso no vienen por el festival?- Vi como Katara y Aang se sonreían mientras el hombre se iba y luego Yun me levantó, muy bruscamente en mi opinión, para empezar a caminar.



Seguimos al hombre y llegamos al festival, estaba todo decorado y había mucha comida, eso sí que puede alegrarme.

Avatar la leyenda de Aang - El idiota del boomerang (Sokka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora