Capítulo 24.

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Las siguientes semanas a la decisión que tomamos Noah y yo de vivir juntos cuando nos vayamos a la Universidad, han estado llenas de diversión y de aventuras sexuales

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Las siguientes semanas a la decisión que tomamos Noah y yo de vivir juntos cuando nos vayamos a la Universidad, han estado llenas de diversión y de aventuras sexuales. Porque si, somos peores que adolescentes hormonales o conejos en celo. Todo ha mejorado desde entonces, Noah está muy emocionado al respecto, ha comenzado a buscar apartamentos, ha conseguido catálogos de muebles y tapices y hasta buscado agentes de bienes raíces.

Nuestra emoción por el futuro ha influido más en nuestras actividades secretas y perversas, ha servido como impulso,—,como si fuera necesario—, por lo que apenas nos quitamos las manos de encima y obviamente ha sido un tanto compleja la tarea de mantenerlo en secreto. Hemos tenido que recurrir a huidas furtivas, golpes y empujones accidentales que nos han ocasionado moretones, pelucas y bigotes falsos al estilo de Big Time Rush, botes de palomitas en la cabeza, robos de cintas de seguridad de la escuela,—ya que no hemos podido evitar meternos mano en lugares prohibidos—.

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La biblioteca fue el primer lugar, el viernes de esa semana lo hicimos en los vestidores de hombres y casi somos descubiertos por el equipo de baloncesto

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La biblioteca fue el primer lugar, el viernes de esa semana lo hicimos en los vestidores de hombres y casi somos descubiertos por el equipo de baloncesto. Lo bueno es que no usarían las duchas hasta después de su entrenamiento, por lo que Noah y yo nos quedamos en silencio en una de las regaderas, con mi rostro y torso pegados al azulejo blanco helado. Fueron varios minutos de quedarnos completamente quietos,—modo tieso—, con Noah dentro mío sujetándome por las caderas, sus pantalones arremolinados en el suelo junto con los míos.

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