Capítulo 25.

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Por la mirada que nos dedican nuestros hermanos, puedo decir que no cargaré a los peregrinos este año

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Por la mirada que nos dedican nuestros hermanos, puedo decir que no cargaré a los peregrinos este año.

—Chicos, esto... tiene una explicación—balbuceo nerviosa. Mi boca se ha secado y creo que voy a vomitar.

—¡Sabía que algo se traían entre manos!—nos señala Elle furiosa. Sus ojos se cristalizan haciéndome sentir culpable— ¡Todo por ese maldito stand!—ladra, haciendo a Lee mirarla confundido.

¿Acaso no sabe que Noah me besó frente a todos? ¿Pero cómo? ¿Porque Elle no se lo dijo?

—¿De qué hablas?—le pregunta con el ceño fruncido. Elle aprieta los labios y niega con la cabeza— ¿Qué se supone qué pasa aquí?

—¡Pues algo no muy bueno porque se estaban besando!—nos señala mi hermana con el rostro enrojecido por la ira.

—¿Acaso salen? ¿Qué mierda pasa aquí?—Lee nos mira exasperado.

—Se los diríamos el domingo, a todos—juego con mis manos. Miro a Noah quien asiente y se coloca detrás de mi para tomarme por la cintura—. Estamos saliendo, oficialmente. Somos pareja.

Elle jadea incrédula e indignada, Lee abre la boca a tope más que sorprendido por la nueva información. Los miro alternadamente esperando los gritos y reclamos,—que no tendrían mucho sentido—, pero nada pasa. Sólo niegan con la cabeza y salen a la par con zancadas más que furiosas. Comparto una mirada con mi novio antes de salir detrás de ellos.

—No queríamos que se enteraran así—les grito intentando alcanzarlos por el jardín.

—Si, claro. Seguramente no querían que nos enteráramos nunca—me responde Elle girándose hacia mi—. Querían andar besándose por los rincones y a mis espaldas.

—No es así—niego con la cabeza—. Planeamos decirles en el siguiente almuerzo familiar, contarles todo a todos.

—¡No puedo creer que me hicieras esto!—me reprocha Elle empujándome por los hombros. Noah se acerca rápidamente para colocarse entre las dos.

—Elle, tranquilízate, esto no es su culpa—le ordena con expresión molesta. Ella lo mira con puro odio.

—¿Ah no? ¿Cómo es que estaba succionándote la cara y eso no es su culpa?—exclama furiosa—¿Se cayó sobre tus labios? ¿Crees que soy estúpida?

—Elle, ya basta. No tienes porque molestarte—sus ojos azules, arden en furia, se fijan en mi otra vez.

—¿Ah no? ¡Eres una mentirosa y una hipócrita!—hace el amago de acercarse a mi de nuevo por lo que Noah la detiene. Lee se acerca rápidamente y empuja a su hermano para que libere a mi hermana.

—¡No la toques!—le ladra furioso. Su rostro nuevamente está completamente enrojecido.

—No te metas en esto, Lee—le advierte el mayor.

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