Capítulo 1.

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POV Atenea

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POV Atenea

Aún me encuentro en la habitación que hace ya un año me asignaron, estoy a casi nada de terminar de empacar mis cosas, lo cual es bueno porque el taxi que me llevará al aeropuerto no tardará en llegar y odio hacer a la gente esperar, me provoca ansiedad. E igualmente, a mi no me gusta que me hagan esperar, por lo que siempre intento ser lo más puntual posible.

Suelto un gruñido cuando el estúpido cierre de mi maleta se niega a moverse, llevo al menos tres minutos intentando cerrarlo de una vez por todas para poder continuar, pero está empecinado en hacerme sudar y en no dejarme volver a casa por fin. Termino subiéndome a ella para apretar todo lo del interior y así lograr llevarlo al otro extremo, punto para mi. Cuando miro a mi alrededor caigo en cuenta de que faltan algunas cosas que se supone ya había empacado, libros, principalmente, por lo que pinero comienzo a correr de un lado a otro para empaquetarlo y ponerle el formato de envío que me dieron en la oficina de la escuela para enviar las cosas que no puedo llevar en mis maletas, devuelta en unas semanas.

Soy Atenea Evans, nací en Los Ángeles, California hace ya algunos ayeres, aunque actualmente aún estoy en Italia. Hace un año obtuve una beca completa para un intercambio dejando el país anfitrión a mi elección, por lo que mi segundo año de preparatoria lo pasé aquí de inicio a fin. Definitivamente fue de lo mejor que me va pasado en mi corta vida.

Al mirar a mi alrededor, mi habitación ahora vacía me hace suspirar hondamente, no puedo negar que estoy un tanto decepcionada por mi partida. Extraño a mi familia y mi hogar, claro, pero después de haber pasado tanto tiempo aquí, tantos buenos momentos, no es fácil decir adiós. Voy a extrañar mucho este lugar, a mis nuevos amigos e incluso a algunos profesores, será un bello recuerdo hasta que pueda volver por mi cuenta en algún momento de mi vida.

Tal vez cuando vuelva mi familia pueda acompañarme, hay mucho que me encantaría que conocieran y disfrutaran tanto como yo hice. Mi padre, Mike, sólo ha tenido una oportunidad de viajar al extranjero, fue hace años y por su Luna de Miel después de casarse con mamá, viajaron a Brasil en la época del gran carnaval. Un viaje que se que atesora en su corazón y que le habría gustado repetir en compañía de mi madre.

Mi hermana Elle y mi pequeño torbellino Brad, jamás han salido del país. Todas las vacaciones en las que hemos dejado nuestro hogar ha sido para viajar a otros estados, como por ejemplo, Florida, en donde vive nuestra abuela materna. Cada cinco años vamos con los Flynn a Aspen, en Colorado, para pasar una o dos semanas entre la nieve más blanca que jamás he visto y mucho chocolate caliente. Son de esos viajes y costumbres que hemos adoptado a lo largo de los años y que aún continúan debido a que todos somos como una sola familia.

Molly,—la madre de Noah y Lee, el primero siendo mi mejor amigo de toda la vida y de quien estoy enamorada desde secundaria, por cierto—, era la mejor amiga de mi madre desde que andaban en pañales. Asistieron a la universidad juntas y pertenecieron a la misma fraternidad hasta que se graduaron, tiempo después se casaron y muy pronto se embarazaron, prácticamente al mismo tiempo. Noah nació dos minutos antes que yo y el mismo día, literalmente, somos inseparables desde la cuna.

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