Izuku Midoriya tiene 24 años y un historial de relaciones amorosas fallidas. Es un escritor con obras famosas, pero al haberlas escrito bajo un seudónimo, su identidad se mantiene en el anonimato, dándole el pase libre para experimentar en relacione...
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Estaban sumergidos en un silencio cómodo mientras Izuku miraba por la ventana del auto que Shoto conducía, se dirigían al departamento del bicolor. Un lugar que Izuku jamás había visitado.
Pero eso no le ponía nervioso. Sólo lo llenaba de expectación.
Se agachó ligeramente mientras buscaba el teléfono entre sus bolsillos y cuando lo encontró, empezó a escribirle un mensaje a Uraraka.
"Gracias por todo. Tus consejos me están ayudando a conocer el Departamento del bombón"
Soltó una pequeña risa por el apodo de Shoto mientras enviaba el mensaje y guardaba su celular nuevamente.
- ¿De qué te ríes? - la voz suave de Shoto lo sorprendió, tenía una pequeña sonrisa en la cara, era difícil saber si su causa era que estuviera al fin junto al peliverde, o que la risilla de Izuku le llenó de regocijo.
- Ah, no es nada- el pecoso sonrió- es sólo por Uraraka- se negaba a decir frente a Todoroki que su apodo era "bombón". No. Antes se arrancaba la lengua.
Vió a Todoroki asentir en señal de entendimiento antes de voltearse a ver por la ventana de nuevo.
Hubo un punto en que las tiendas, los árboles, los autos e incluso las señales de tráfico se tornaron aburridas para él. Era una persona demasiado hiperactiva, necesitaba distraerse con algo.
Buscaba algo divertido o interesante en el organizado auto de Todoroki, cuando se dió cuenta de algo obvio.
Por supuesto. Lo más interesante en el auto de Todoroki, es Todoroki.
Se volteó incluso con el torso para apoyar su barbilla en su mano derecha mientras miraba, con calma y una sonrisa dulce en el rostro, el cincelado perfil de Shoto.
¿Cómo puede ser tan guapo?
Tenía una mandíbula definida que se veía fuerte, la piel de su mejilla se veía tan suave que moría de ganas de poner su mano ahí y frotarla todo el tiempo, intentando descubrir si Todoroki ronroneaba.
Subió un poco más su vista, para poder admirar sus pestañas albinas, abundantes y dobladas, decorando su orbe gris.
El cabello lacio que se veía suave -y que también lo era- descansaba ordenadamente sobre su nuca y evitaba de manera astuta sus preciosos ojos. La ceja perfilada, del mismo color de sus cabellos, se fruncía por la concentración requerida para manejar.
Izuku miraba tan atentamente a Shoto, que terminó por ponerlo nervioso.
Estaba tan pendiente de todos sus preciosos rasgos, que no pasó por alto el pequeño rubor suave sobre las mejillas de Todoroki.
- ¿Q-qué miras? ¿Tengo algo en la cara? - el medio Albino hizo la pregunta con algo de timidez mientras sus ojos iban de Izuku a la autopista casi de manera automática.
