CAPÍTULO 12

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Haciendo una parada en la puerta de la modesta casa del rancho de mis padres, ajusté el cesto de ropa sucia en mi cadera y escuché.

Pete estaba diciendo, —Tendrías que haber visto como Lauren la miraba.

—Se veía de ese modo antes de que la mandara a la mierda para siempre—, señaló Benji. —Lauren hizo algo en la parte trasera del club para que Mila no se fuera a la cama con ella y recibió el mensaje alto y claro.

Me había negado a contarles lo que había sucedido. Esta mañana, mientras los acontecimientos de la noche inundaban mi consciente con resaca, había cruzado un brazo sobre mi cara. Había sido hipnotizada por la sexualidad de Lauren.

Yo estaba en el lugar de Benji. No creía que la Rusa llamara. Recordé la luz apagándose en sus ojos y sentí una punzada. ¿Cómo podía haber llegado a estar tan unida a esa mujer en solo dos noches? ¿Sobre todo después de lo que me había hecho? 

Había llorado por esa idiota. ¡No había llorado tanto incluso cuando terminé con Brett!

—Apuesto diez de los grandes a que ella llama—, dijo Pete.

Benji respondió. —Acepto la apuesta.

Abrí la puerta, entrando en la sala y mirando a todo el mundo.

Pete estaba sentado en un sillón reclinable, practicando con las cartas en una bandeja. Benji estaba sentado en el sofá tamaño familiar lleno de bultos con partes de una cámara repartidas en la mesa del café. Mamá y papá estaban sentados uno junto al otro en el sofá de dos plazas. Ella cosía un vestido; él trabajaba en su lap-top.

Dinah había dejado a Cash en el corralito junto al sofá; él balbuceaba en señal de bienvenida. Abu y Al el ruso estaban sentados en una mesa de juego plegable, bebiendo jerez en pequeños vasos de cristal y jugando al ajedrez.

A través de la puerta corredera de cristal pude ver a todos mis tíos en la piscina con todos sus hijos. Aunque mis primos más jóvenes ya fueran mini estafadores que engañaban en el Marco Polo, todavía podía dominarlos en el agua.

Después de la sesión de lavandería. Ajusté el cesto más alto en mi cadera. —¿Están haciendo apuestas sobre mí? ¿Cómo si fuera un caballo dopado?

Mamá dejó a un lado su costura para darme un abrazo. —Técnicamente los chicos están apostando sobre Lauren. Ella sería el caballo dopado en este escenario. —Había cubierto los círculos bajo sus impresionantes ojos color marrón chocolate con una experta aplicación de maquillaje, pero reconocí el aroma de la marca. Por supuesto que no estaba durmiendo, estaba demasiado preocupada por papá.

—Vamos a no decir el nombre de Lauren de nuevo, ¿de acuerdo? —Musité, mi cabeza haciéndome más daño por mi fracaso.

Benji resopló. —¿Quieres que no hablemos del elefante en la habitación?

Al elevó la voz. —Un elefante muy grrrande. —Acarició su larga barba gris. Quizás él la había dejado crecer tanto para compensar su calva.

—Camila, querida —dijo mi abuela. —¿Por qué no nos explicas exactamente lo que pasó en el club con tu rica y hermosa Rusa?

Estremecimiento de disgusto. —Uh, en otra ocasión, Abu.

Sus ojos oscuros estaban contentos. El jerez siempre la alegraba y Al era rápido rellenando el vaso.

Después de que la esposa de Al hubiera fallecido, mis padres se habían preocupado de que pudiera sentirse solo, así que lo invitaron a cenar el domingo. Hace veinte años. Había seguido apareciendo cada domingo, así que al final lo habían adoptado también.

La Estafadora (Camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora