CAPÍTULO 29

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—¿Qué vamos a hacer hoy? —Pregunté, mirando a Lauren estirada desnuda en la luz del sol de la mañana. Dejé escapar un suspiro. Esa mujer. Habíamos estado casadas durante una semana, pero mi atracción seguía creciendo.

Más temprano, la había despertado de una de las dos maneras que ella prefería. Había abierto sus ojos… Después de un momento de confusión, curvó los labios.

—¿Un despertador oral? ¿Estás jodiendo conmigo? —Preguntó, usando mi frase.

Imitándola, dije, —No. No lo estoy. — No podía tener suficiente de su sabor.

—Ah, Camz, me gusta esta vida contigo…

Disfrutaba de todo el lujo que ella derramaba sobre mí, pero Lauren era la lotería por más de un kilómetro. Incluso si no tuviera dinero, todavía estaría enamorada de ella. Mis dedos de los pies seguirían curvándose cuando su confusión al despertar se transformara en ese brillo de satisfacción. Había conocido todavía más placer con ella de lo que había soñado.

Aun me sentía protectora.

Dios, me siento protectora.

—Deberíamos empacar para nuestra luna de miel. — Se puso un par de vaqueros rotos; el personal debía estar llegando hoy. —Quiero pasar nuestro aniversario de una semana en Moorea.

—¿Dónde está eso?

—Es una isla cerca de Tahití.

¿Tan lejos? ¿Cómo iba a recoger alguien el anillo? ¡Lo necesitaban en tres días!

—Um, pensaba que estaríamos aquí la luna de miel.

Ella sacudió la cabeza.

—Se supone que el clima dará un giro, pero estará bien en la Polinesia Francesa. Planeo comprarte de todo… incluso días de sol.

—¿Tal vez podríamos salir en una semana o dos? —Trabaja el engaño, me dije a mí misma. 

Oh, ¿a quién estaba engañando? Seguía utilizando el engaño como una excusa para estar justo donde quería estar… con Lauren.

Casada. Cayendo cada vez más profundo bajo su hechizo.

Se sentó en la cama junto a mí.

—¿Por qué la demora?

—Me lo estoy pasando muy bien aquí. — No es una mentira.

Había modelado la ropa y joyas que continuaban llegando (llamé a mi vestidor “la historia sin fin”). Lauren evaluó los looks… hasta que había emergido completamente desnuda, con nada excepto joyería sobre mí, simplemente acabó por pedirlo.

Mientras ella me follaba, filamentos de perlas habían rebotado sobre mis tetas, deleitándola.

Habíamos estado teniendo un montón de sexo. Perverso y no perverso. En la ducha. En la piscina. En la bañera de hidromasaje. Abajo en el océano.

En el garaje de seis plazas, en el capó de un Bentley.

Cada noche veíamos nuestras cintas de sexo del día anterior. Ayer, Lauren había puesto la grabación de la primera vez que había usado un tapón en mí… mientras había trabajado uno más grande dentro de mí.

—Vas a montarme, de espaldas, así puedo azotar tu hermoso culo y controlar el ritmo.

¿Vaquera a la inversa? Una vez que se hubo tendido en la cama, desnuda, dura y gloriosa, la monté. Entre el vídeo y sus roncas órdenes y la plenitud, había ido a un frenesí, agarrando sus muslos musculosos para hacer palanca y hacer alarde de mi enjoyado culo mientras ella había abofeteado mis nalgas…

La Estafadora (Camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora