Está bien, podría dormir con la Rusa.
Cuando abrí la puerta para ella, inmediatamente mis pensamientos fueron:
Estoy en serios problemas.
Ella era tan... tan inimaginablemente hermosa. Su traje gris oscuro a medida, enfatizaba su cuerpo. Mis dedos picaban por tocarla.
Me miró como si se hubiera olvidado de como parpadear. Supuse que le gustó mi vestido letal.
Pete ya había llamado para decirme cuando Lauren dejó el casino y lo que mi cita llevaba puesto (mi primo me había advertido que Lauren lucía "insoportablemente caliente"). Gracias a la información de Giovanni, el conserje, sabía también nuestro destino: Murano’s, un –romántico y extravagante- restaurante italiano.
—¿Estoy vestida apropiadamente? —Le pregunté cuando me di vuelta. —No me dijiste dónde me llevarías.
La mirada de Lauren flotó hacia abajo, luego ascendió lentamente, como si estuviera ingresando cada pulgada de mí en su memoria. Su respuesta fue asentir bruscamente.
¿Ni una palabra sobre mi apariencia? Había trenzado minuciosamente mi cabello. Mi maquillaje estaba expertamente aplicado, delineador de ojos, pestañas rizadas, brillo de labios, uñas rojo sangre. Mi única joya era un par de pendientes de ónice. Llevaba un pequeño bolso de mano a juego para mis llaves, teléfono, y brillo labial.
Cuando me puse el empalagoso vestido letal y se había deslizado sobre mí, mis pezones se habían endurecido; el vestido no había hecho nada para disimularlos. Ahora su inspección los estaba haciendo endurecerse de nuevo. Para el momento que su mirada llegó a mi rostro, mis mejillas estaban ardiendo. Saludé con la mano en su dirección. —Uh, te ves muy bien.
Otro asentimiento.
Wow, ¿muy engreída?
—Ven. —Puso su palma en la pequeña parte desnuda de mi espalda. Sus fosas nasales se abrieron y sus dedos se clavaron en mí un poco mientras me conducía hacia su limusina.
Conseguí un atisbo del perfume de Lauren y capté mi habitual zumbido, mis párpados cada vez más pesados.
Cuando pasamos mi nuevo coche, le dije, —Gracias por el regalo. —Al ya tenía un comprador interesado.
Lauren escasamente lo reconoció. —Tengo otro para ti.
Oh, ¿de verdad?
Uno de sus guardaespaldas, el del cabello marrón, abrió la puerta para nosotras. Un rubio estaba detrás del volante. Los apodé Starsky y Hutch (una copia no del todo de los años ochenta, pero lo suficientemente cerca). Starsky cerró la puerta detrás de nosotras y Hutch estaba en la parte delantera. Con un zumbido bajo, el divisor de privacidad se cerró.
Lauren no se sentó cerca de mí. Extraño. Mientras que estábamos empezando, me alcanzaba y me arrastraba hacia su regazo.
Había pensado que mi muslo desnudo merecería un vistazo, pero parecía decidida a no mirar hacia abajo. Desconcertada, me removí con mi bolso de mano y miré por la ventana…
Fruncí el ceño cuando pasamos una Yukon blanca como la que conducía Brett. Sólo conseguí un vistazo del conductor, pero sospechaba que era mi ex. No importaba cuántas veces le había dicho que nuestra relación había terminado, él continuaba conduciendo por mi barrio. ¿Cómo podría hacer que dejara de enviar correos electrónicos y conducir por ahí y siguiera adelante?
No necesitaba estar pensando en Brett; necesitaba estar trabajando. Me hundí en el asiento, mirando a Lauren por el rabillo del ojo.
Sus hombros estaban rígidos. Cuando sutilmente dejó escapar un suspiro, como si tratara de conseguir controlarse a sí misma, me relajé una fracción. ¿La había lanzado a un bucle de nervios?
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La Estafadora (Camren G!P)
FanfictionAdaptación UNA MUJER CON UN PASADO SOMBRÍO... En Las Vegas, la ciudad del pecado, Lauren Jauregui encuentra a, Camila Cabello -atractiva, vulnerable, y con necesidad de alguien que la proteja. La obsesión se arraiga profundamente dentro de Lauren...