CAPÍTULO 19

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A la diez para la una, sonó un golpe. ¡Todavía estaba en ropa interior!

—Dame un segundo —dije, contoneándome más allá de mi bolsa de viaje para llegar a mi armario.

Agarré un sencillo vestido tipo tubo de lino negro que había hecho. La parte más corta del dobladillo asimétrico golpeaba justo por encima de mis rodillas. Alisé mis manos por la parte delantera, orgullosa de mi trabajo,  entonces entré en unas zapatillas negras puntiagudas.

Mi mirada se iluminó ante mi nuevo collar, colocado sobre mi edredón. Anoche, había enviado una foto del mismo, al chat de la familia junto con un mensaje: A pesar del drama de anoche al salir con Jauregui. Tuve una gran cena. Iré de viaje mañana a la 1:00. Todo bien. Por favor, duerman bien.

Después de despedirme, bailé desnuda, mientras empacaba. Me moría de curiosidad acerca de nuestro “caliente” destino.

Esta mañana, Dinah había llamado para una actualización real.

La informé , admitiendo, —Ella me dio una probada de algo de lo que no creo que pueda vivir sin eso. —Entonces, ¿cómo me sentiría si Lauren tomaba mi llave y se iba?

—Escucha tu voz, Mila —había dicho Dinah. —¡Estás cayendo enamorada de ella!

—No, no lo estoy. —Cayendo en la lujuria tal vez. Pero esos destellos de locura me mantuvieron en el borde.
—Tiene más banderas rojas que la Rusia soviética. Ella está obsesionada conmigo. Es celosa, es posesiva y controladora.    

—Sin embargo, ¿le estás dejando que te lleve en un viaje?

—Nos estamos quedando sin tiempo. —Con la reciente puntuación de Dinah, el reloj de Lucy, mi coche, y el collar, teníamos que acercarnos. —Hasta la tumba, ¿recuerdas?

—No nos referimos a tu tumba.

—Nunca me ha hecho daño. Mi sentido de estafadora la exoneró…

Ahora me puse el collar, rozando mis dedos sobre las piedras. Pronto Lauren estaría fuera de mi vida, su regalo convertido en efectivo. Todo lo que tendría sería una foto de esto para recordar.

Mis ojos amenazaron con aguarse. Tal vez era una blanda.

Sacudida interior. Me terminé de vestir, y rápidamente evalué mi atuendo en el espejo. Mantuve mis accesorios sencillos, -una luminosa pashmina plateada y mi pequeño bolso de plata colgado del hombro-, así mi collar sería el foco de atención. Me delineé los ojos, pero llevaba pintalabios color piel. Había dejado mi cabello libre para que se rizara por mi espalda.

Trabaja la estafa, Mila.

Ajá. Seguí asegurándome que estaba actuando en interés a la estafa. Pero temía que ya fuera adicta a ella.

Mi estómago se sentía oscilante mientras llevaba mi bolsa a la puerta principal. Con una amplia sonrisa, Abrí.
—Hey, chica de ojos…

Brett.

Me quedé helada.

Lucía como el infierno, con el rostro sin afeitar, con círculos oscuros bajo los ojos. —Es tan bueno verte, Cami. —El apodo sacó a luz una gran cantidad de recuerdos.

¿Cami, irías al cine conmigo?... Te amo, Cami.... ¿Quieres casarte conmigo, Cami?... Por favor, Cami, ¡ella no significa nada para mí!

Señaló hacia la notificación verde en mi puerta. —¿Te van a desalojar?

Encontrando mi voz, dije: —Eso no te concierne.

—Por supuesto que sí. Vuelve a casa. Por favor. Haré lo que sea.

La Estafadora (Camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora