Capítulo 16 ADDISON

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-Has empezado una guerra.

Le enseñé los dientes a Thatcher después de que hablara, sin importarme una mierda que me enfrentara al líder Lycan escocés.

No había ninguna diferencia. Nada lo hacía.

No es que estuviera emparejado con su hija y que claramente no le gustara.

No porque hubiera estado loca durante cientos de años.

No porque me negaba a devolverla.

Y, desde luego, no porque estuviera metida de lleno en lo que se refería a acabar con todos y cada uno de esos malditos bastardos para que se retiraran.

Lo único que importaba era que por fin tenía a Meredith, y nada en este planeta iba a separarnos.

Apreté mi mano alrededor de su cintura y ella trató de rodearme. Mi loba gruñó por lo bajo, un acto alfa para mantener a mi compañera a salvo donde estaba.

-Addison. Son mi familia. No quieren hacer daño a nadie.

Lo hacían. Querían acabar conmigo. Olfateé que eso se desprendía de ellos.

-Deja que mi hermana se vaya, y podemos manejar esto como personas de valor.

-Teddy, por favor, para. No lo entiendes. Esto es un gran malentendido. - La voz de Meredith era suave, y me empujó. No quería dejarla ir, pero también era esclava de mi necesidad de darle todo lo que quisiera.

Le enseñé los dientes a su hermana cuando se movió como si fuera a acercarse.

-Retírate, chica. - grité.

Meredith se puso a mi lado, pero mantuve mi mano alrededor de su cintura, con los dedos enroscados en su cadera. El temor real de que fuera hacia ellos, de que huyera de mí, era algo que no podía superar. Levantó las manos en señal de rendición y odié que sintiera que tenía que hacerlo. Hizo que mi lado protector se levantara.

Mi compañera tenía miedo, y yo era la causa de ello.

-Teddy...- Hizo una pausa y miró a cada uno de los Lycans que estaban a no más de seis metros de nosotras. Los bastardos hicieron esta barricada de músculos y huesos, un muro de amenaza.-Te pido que me dejes hacer esto por mi cuenta, y en mi propio tiempo, que me dejes resolver esto.

La nota suplicante en su voz hizo que mi loba emergiera y adoptara una postura territorial.

-Addison no me hará daño. - Entonces me miró, con sus ojos grandes y verdes, llenos de deseo y promesa. La esperanza reflejada en mí podría haberme hecho caer de rodillas.

Cuando volvió a mirar a los machos, dio un paso adelante, y un gruñido de advertencia brotó de mí. Mantuve mi mano sobre ella, atrayéndola contra la sólida pared de mi pecho. Thatcher y Teddy gruñeron por lo bajo, chasqueando los dientes ante el control tan posesivo que tenía sobre Meredith.

Que se jodan.

-Querida, tu madre está muy preocupada. - El tono de súplica en la voz de Thatcher era genuino, pero no podía enmascarar su rabia.
-Vuelve a casa y tranquilízala, y podemos hablar de esto. Podemos averiguar cómo funcionará esto.

Thatcher me miró entonces, sus ojos se entrecerraron, los iris brillaron y me dijeron que estaba a momentos de cambiar.

-Déjame hablar con Addison a solas. - El tono de Thatcher era suave al dirigirse a Meredith. -Puedes pensar que no te hará daño, y no lo ha hecho... todavía, pero no es estable. Hasta que no pueda garantizar que se controla a sí misma, y que el hecho de que esté medio convertida no será contraproducente, no puedo permitir que te quedes a solas con ella. No puedo vivir conmigo mismo si te pasa algo.

Eres mía - Meddison G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora