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CELOS
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Umbridge era la nueva Inquisidora de Hogwarts, si ese tipo de título realmente existía. Y eso me ponía de los nervios. Pues no solo había anunciado que iba a estar presente en todas nuestras clases para evaluar a nuestros profesores, sino que también había comenzado a crear nuevas reglas inútiles y ridículas que realmente me cabreaban, y ¿qué estaba haciendo Dumbledore al respecto? Absolutamente nada. 

— ¿Te preocupa cómo pueda evaluar a Snape? — Liv cuestionó mientras entrábamos al viejo baño inhabilitado y yo me sentaba en uno de los lavabos. Extrañaba este lugar.

— No, ella puede irritarlo mucho, pero él tiene suficiente sangre fría. No dirá nada imprudente.

— Él no es como tú...— bromeó. 

— Y honestamente, no podría importarme menos nada relacionado con Severus — continué ignorando su comentario. — Todavía no he olvidado cómo amenazó con enviarme a Azkaban cuando maldije a Crouch.

— Sí, eso fue realmente injusto.

— ¿Sabes a quién quiero que esa perra intente probar? A McGonagall — reí. — Apuesto a que Umbridge no tiene nada que hacer contra la vieja Minnie. Tendré que preguntarle a Hermione más tarde cómo le fue porque Umbridge no lo hará en nuestra clase sino en la de ella, pues quiere mantener a Potter bajo control.

Liv se sentó en el suelo, con los ojos un poco perdidos mientras gruñía. — Escuché que está tratando de castigar a más gente como lo hizo contigo. Solo espero que Luna no se meta en problemas, no quiero que mi hermana pequeña pase por esa tortura.

— Lo sé, pero no hay nada que podamos hacer contra ella, ¿verdad?

La vi jugar con un papelito lleno de reflejos de colores brillantes.  La carta de Pauline.  Sonreí.

— ¿Cómo va todo con nuestra chica francesa favorita? — pregunté balanceando mis piernas al dejarlas colgar un poco sobre el suelo.

— Tengo que enviarle una carta pidiéndole su hora de nacimiento, quiero que Luna compare nuestras cartas natales y nos diga nuestra compatibilidad — respondió mientras jugaba con una de sus pulseras - la que Pauline le había hecho, sonrojada, pero con una sonrisa iluminando su rostro. — Sabes que la astronomía es cosa de Luna.

La forma de amar de Liv me recordó a la luz de una vela.  Siempre estaba ahí para ti mostrándote su amor todos los días con pequeños detalles y muestras de afecto, pero sin la necesidad de gritarlo al mundo. Ella era persistente, dedicada y suave y deseaba que más personas tuvieran una comprensión tan pura de las emociones como ella.

— ¿La extrañas?

Ella suspiró todavía sonriente. — Cada día, más y más. Ni siquiera sé en qué momento comencé a amarla y a necesitarla tanto.

No pude evitar sentir una enorme sensación de ternura y ganas de verlas a las dos juntas y felices de nuevo. Les estaba yendo bien con la relación a distancia pero estaba lejos de ser lo mismo que poder verse, tocarse, besarse y sentirse.

— ¿Y tú y Weasley? — Liv preguntó levantando las cejas, haciendo que casi me atragantara con mi propia saliva. 

— ¡¿Quién y yo?!

— Vamos, Lilith. No tienes que fingir conmigo, te conozco demasiado bien como para no saber que tienes algo con él.

— Ya te dije que me lo follé hace una semana.

— ¿Y solo es eso?

— ¿Debería ser más?

Suspiró de nuevo, frustrada pero divertida. — ¿No te gusta al menos un poco?

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora