WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)

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FUEGO
TW: contenido sexual
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Una suave y lenta caricia en mi muslo me despertó. Ya estaba amaneciendo y apenas podía ver en la oscuridad. Al principio, pensé que podría tratarse de Draco, pero esa no era su manera de despertarme, lo cual me hizo sospechar y prendí la tenue luz de mi dormitorio rápidamente. 

Fue entonces cuando encontré a Fred mirándome, de pie al final de mi cama sonriendo, con las manos en los bolsillos de los pantalones de su uniforme y la fiereza brillando en sus ojos. 

—¿Pensaste que iba a dejar pasar eso?— siseó lentamente, como un dulce veneno. 

—¿Cómo supiste la contraseña de la sala común?— Pregunté realmente sorprendida. Aparte de Liv, ningún otro que no fuera Slytherin la sabía. 

—Obviamente tenía que ser 'Sangre pura', no soy estúpido— sonrió, pasando sus dedos por su cabello. 
Definitivamente no lo era. 

Bajo su mirada penetrante y manteniendo el contacto visual, me levanté de mi cama y me puse frente a él, desafiándolo. 

—No compartes tu dormitorio y tu cama es bastante grande, eso facilita las cosas...— susurró mirando mis labios. 

—¿Cómo encontraste mi habitación?— Pregunté, tratando de parecer calmada a pesar de que podía sentir como mi cuerpo le anhelaba. 

Se rió con orgullo. —Podrías decirse que amenacé a Malfoy. Le dije que tenía que darte algo y cuando se negó a decirme, le recordé que no me había olvidado del incidente de Quidditch.  Por suerte para mi, tu sala común estaba completamente vacío excepto por él, pues no quiero dar explicaciones a los Slytherin.

—¿Y qué tienes que darme, Freddie?— Bromeé, bajando la cabeza lentamente y mordiéndome el labio inferior. 

Fred comenzó a desabrocharse la camisa muy rápido, con sus ojos en los míos, dejando su corbata en mi cama. 

—Ya lo sabes, Lilith. Me dejaste inmovilizado ahí solo durante dos horas, cariño, y ni siquiera podía fumar... Pero creo recordar que te dije que te haría pagar por ello, ¿no?

Pasó su mano por mi cintura y me pegó a su cuerpo, frotando su nariz con la mía. 

—Pero en primer lugar, ¿quieres esto? No voy a hacer nada que no quieras, cariño.

—Sí quiero— le garanticé, con firmeza.

—Si te lastimo o te arrepientes, dime que pare de inmediato, ¿vale? Necesito que los dos lo disfrutemos. 

Asentí de nuevo con el hormigueo acumulándose entre mis piernas y acorté la distancia entre nosotros, atrapando sus labios con los míos en un beso lento y ardiente.

Llevé mi mano a su cabello y Fred comenzó a caminar, haciéndome andar hacia atrás para mantener el beso, mientras que  sus manos apretaban mi trasero. Terminé contra mi tocador. La luz de fuego que provenía de mi lámpara y las velas de mi habitación junto con mis paredes cubiertas de motivos verde oscuro -la mayoría relacionados con el Quidditch- crearon un espacio sensual e íntimo. 

Fred rompió el beso, con labios hinchados y ojos traviesos, y sonrió con arrogancia. Me dio la vuelta para mirarnos a través del espejo. 

—¿Quieres que te toque, Lilith?— Susurró en mi oído, agarrando mis caderas y pegando su cuerpo al mío. Asentí con la cabeza, manteniendo contacto visual con él a través del cristal. 

Una de sus manos fue directamente a mi cuello, lo que me hizo jadear cuando me hizo inclinar la cabeza para darle más acceso para besar la piel expuesta desde mi clavícula hasta detrás de mi oreja. Observando sus movimientos y cuánto control tenía sobre mi cuerpo, moví mis caderas lentamente para asegurarme de que mi trasero se moviera contra su erección, lo cual era bastante obvio a través de la fina tela de sus pantalones.