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NO TE DEJARÉ
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— ¡Lilith, por favor, abre los ojos! — Escuché la voz desesperada de Fred en la distancia. 

Me obligué a hacerlo, apenas siendo capaz de percibir a nadie más que no fuera él, y noté cómo me acostaba en un cómodo sofá. Mi cuerpo se hundió de inmediato en él y no pude mover ni un solo músculo ya que mis ojos apenas se mantenían abiertos. Fred me miró con la preocupación brillando en sus ojos marrones mientras me quitaba un mechón de cabello de la cara. 

— Mamá, ¿qué- qué hacemos? Tenemos que ayudarle — tartamudeó, bastante nervioso, mirando mi cuerpo y mi ropa cubierta de mi propia sangre.

— Primero hay que detener la hemorragia — dijo Lupin rápidamente, antes de dejar que la Sra. Weasley respondiera, y se acercó a mí, colocándose detrás del sofá para tener una vista completa de la situación. — Harry, en uno de los cajones encontrarás algunas hierbas e ingredientes que son útiles para las pociones curativas. Por favor, tráelas lo antes posible. Tonks, por favor, preséntate en el Ministerio e informa del ataque y de los Mortífagos que participaron en el.

— Asegúrate de que esté cómoda, Fred. Esto va a tomar algo de tiempo... — susurró la Sra. Weasley mientras ponía su mano sobre la temblorosa de Hermione. — Querida, ¿puedes enviarle una carta a su amiga Olivia Lovegood?Seguramente querrá saber lo que ha pasado.

Tanto Hermione como Fred asintieron nerviosamente y mientras la chica corría afuera, el pelirrojo comenzó a quitarme los zapatos y agarrar mantas de todas partes de la pequeña cabaña. 

— Freddie...— logré murmurar, sintiendo mi garganta y mi boca doloridas y secas. Sus ojos no se encontraron con los míos, pero supe que me estaba prestando atención.  Tragué saliva, con el dolor todavía en cada rincón de mi cuerpo. — Está bien, no tienes que hacer todo esto. No tienes porqué salvarme.

— Joder, sí, tengo que hacerlo Lilith — simplemente murmuró en respuesta. Mi corazón se hubiese acelerado si hubiera tenido la energía para hacerlo. El hecho de que él estuviera tan dispuesto a salvarme solo hacía que quisiese llorar por lo mucho que lo amaba. 

— Freddie, deberías rasgarle la ropa para ver qué tan dañada está su piel y sus músculos y para que no se infecte — sugirió George, mientras se aseguraba de que Ron y Ginny, que seguían en shock, estuvieran bien.

Remus tomó un cuchillo de Merlín sabe dónde y se lo entregó a Fred. Antes de que pudiera hacer algún sonido, el pelirrojo rasgó mi camisa, teniendo cuidado de no lastimarme aún más. Un jadeo compartido proveniente de Fred, Remus y la Sra. Weasley llenó el tenso silencio. 

— ¿Es tan malo? — Preguntó Harry, detrás de nosotros. 

Ni siquiera podía mirar. No quería en absoluto. En cambio, me concentré en Fred, quien después de tragar saliva y palidecer un poco, volvió a tratar mis heridas. 

— Está bien, cariño, todavía estás sangrando demasiado así que tendremos que aplicar un hechizo de reparación, ¿vale? Las garras de ese hijo de puta te han perforado mucho por lo que las heridas son demasiado profundas para curarlas fácilmente. Mantente despierta,  ángel, eso es todo lo que te pido. Por favor, mantente despierta.

— ¡No! ¡El encantamiento reparador puede dejarle cicatrices en todo el cuerpo! ¡¿Estás loco?! — protestó la Sra. Weasley. Estaba tan perdida que su voz sonaba increíblemente lejana a pesar de que estaba cerca de nosotros. 

— ¡MORIRÁ SI NO DETENEMOS LA HEMORRAGIA, MAMÁ! — Fred estalló, frustrado, pasándose la mano por el cabello.  — Es mejor tenerla con cicatrices que no tenerla en absoluto.

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora