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EL CUMPLEAÑOS DE FREDDIE
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El día de los Inocentes llegó tras unas semanas llenas de tareas y temas para estudiar que nos quitaban todo nuestro tiempo. Quien hubiese dicho que séptimo era fácil debería ser enviado al puto Azkaban.
Lamentablemente, era lunes, pero todos teníamos el mejor estado de ánimo en nuestros cuerpos y la adrenalina por las nubes esperando todos los chistes y bromas de hoy.

Esa mañana, tan pronto como salí de mi dormitorio, fui directamente a la sala principal donde vi a Blaise y Draco pasando el rato.

Al llegar, una pequeña sonrisa diabólica apareció en mi rostro y sacando mi mejor faceta de actriz, fingí tener una respiración ansiosa mientras me acercaba a Draco, poniendo mi mano en su hombro para llamar su atención.

El platinado se dio la vuelta para mirarme, pero cuando vio mi expresión facial, sus ojos se abrieron ampliamente y rápidamente se puso de pie preocupado. Detrás, Blaise tenía una expresión divertida en su rostro y trataba de contener la risa oliéndose lo que iba a suceder.

—Lilith, ¿estás bien? ¿Qué pasa?— Preguntó Draco susurrando.

—Necesito decirte algo en privado— dije haciendo que mi voz tartamudeara. Él agarró mi muñeca con cuidado y me llevó a la gran pared de cristal donde no había nadie cerca que pudiera escuchar.

—Dime— habló con una voz suave y por un pequeño momento, me sentí mal por lo que estaba a punto de hacer. Aun así, suspiré fuerte y bajé la mirada hacia mis zapatos.

—Draco... creo que estoy embarazada— susurré y llevé mi mano a mi boca para tratar de hacerle pensar que estaba tratando de contener mis sollozos cuando en realidad estaba tratando de contener mi risa. —Y, lo que es peor, Fred Weasley es el padre...

El chico rubio se puso más pálido que el Barón Sanguinario.

—¡¿Qué?! ¡Maldita sea, Lilith! ¡¿Te quedaste embarazada de esa maldita zanahoria?! ¿Hablas en serio? ¡Pensé que eras más inteligente!— murmuró, tratando de no gritar y pasándose los dedos por el pelo. —Oh, maldita sea, ¿otro Weasley? No puedes decirme que voy a ser el tío de un Weasley. No, eso no es posible, no. Odio mi vida...

Hizo un pequeño silencio para respirar hondo y calmarse mientras que mi yo interior se estaba muriendo de la risa.

—Ok, primero que nada, ¿quieres quedártelo?

—Todavía no lo sé— fingí tartamudear.

—Bien, uhm- si quieres deshacerte de él, creo que mamá sabe cómo, pero si quieres quedártelo, no podemos hacérselo saber a Weasley. Esperemos que tus genes sean más fuertes que los de ese idiota y el niño se parezca a ti, tal vez... tal vez podamos decir que es el hijo de Diggory. Sí. Espera, no, no podemos hacer eso, carajo. ¿Y si decimos que es un mestizo? Que conociste al padre en una de tus fiestas muggles y que fue una aventura de una noche. Puedo lidiar con un niño mestizo, pero no con otra zanahoria Weasley...

—Oh por Merlín, si que los odias, ¿no?— Cuestioné genuinamente sorprendida, rompiendo el personaje.

—Sí— dijo rápidamente, pensando demasiado para darse cuenta de que ya no estaba llorando. —Pero no te preocupes, te ayudaré a criarlo, no tengo ni idea de cómo tratar con los niños pero no puede ser tan difícil, ¿verdad? Oh, maldita sea, ¿le has dicho a tu tío?! Mierda, va a matar a Weasley— dijo Draco mientras medio reía nerviosamente. —Sin embargo, se lo merece, debería aprender a usar un hechizo anticonceptivo en el puto momento.

—Draco...— lo llamé, con mi voz más tranquila.

—¿Qué? ¿Alguna otra mala noticia?— dijo en el mismo tono, mordiéndose las uñas.

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora