Capítulo 11

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Presente

En la escuela todo está normal el lunes.

Alguien dice algo sobre lo horrible que son mis zapatos, y un chico comenta sobre lo triste que debe ser mi vida como para seguir apareciendo en un lugar donde nadie me soporta.

Suspiro, aliviada. Aparentemente, Damon no le ha dicho a nadie sobre mi patético intento por conseguir que me besara.

Por ahora.

Fred está en su casillero cuando lo encuentro. Está ocupando un pulcro paño que lava todos los días para limpiar sus lentes.

—Llegaste temprano hoy —le digo y pega un pequeño salto.

—Diablos, Blake. Casi me matas del susto.

—¿Qué te pasa? —lo miro extrañada—. Pareces más asustadizo de lo normal.

—Damon me preguntó por ti.

—¿Qué? —mi buen humor mañanero se hace pedazos—. ¿Qué quería?

—No tengo idea. Solo casualmente me preguntó si sabía dónde estabas, y que si te veía te diera el mensaje.

—Mierda —mascullo, preguntándome qué en el mundo puede querer Damon luego de lo de ayer.

—¿Qué vas a hacer? —pregunta Fred, pareciendo más preocupado que yo.

—Voy a buscarlo —comento atropelladamente y me giro para comenzar mi búsqueda.

—¿¡Qué!? —grita Fred y comienza a seguirme. Su casillero abierto y abandonado en el pasillo—. Es Damon Hunter de quién estamos hablando.

—Si no hago lo que pide, entonces solo estará más enojado cuando me encuentre.

—Pero Blake...

—Tranquilízate, Fred. Sabes que sé como lidiar con Damon —le digo, ocultando mi nerviosismo. Me sigo diciendo que sé lidiar con él, pero no tengo ni la menor idea.

Aún quedan cinco minutos para que las clases empiecen cuando encuentro a Damon. Está en el salón, casualmente mirando su celular en su asiento habitual. Como si pudiera sentir mi presencia, levanta su mirada en cuanto cruzo el umbral de la puerta.

Me sonríe con su maldad habitual.

—Ahí está mi chica. Veo que recibiste mi mensaje.

—¿Qué quieres, Damon? ¿Por qué de pronto ese súbito interés en mí?

Él se levanta de su asiento y se acerca a mí, casi como una pantera asechando a su presa. Sosteniendo su mirada, no dejo que me intimide, o al menos finjo que no lo hace.

No se detiene hasta que está tan cerca que tengo que mirar hacia arriba para encontrar sus ojos azules, que brillan como el cielo despejado luego de una tormenta en medio de un invierno crudo y frío.

—Tranquila, pequeña Blake. No hay necesidad de sacar las garras aún. En realidad, tengo una propuesta que hacerte.

—¿Una propuesta? —arqueo una ceja hacia él, sabiendo que nada bueno puede salir de esto.

—Te habrás dado cuenta de que no le he dicho a nadie respecto a nuestro... pequeño encuentro de ayer —acaricia las palabras como si hubiéramos hecho algo sucio.

Me sonrojo, consciente de que haber pensado que Damon se olvidaría de esto era demasiado irrealista. Debí haberlo sabido desde el primer momento; Damon no desaprovecha oportunidades para avergonzarme.

—Ve al punto, Hunter —intento que mi voz siga sonando firme, pero la siento craquelarse.

Sonríe de una manera extraña; primero parece su sonrisa sádica habitual, pero hay algo detrás de ella que no logro descifrar, algo que no parece tan malo como el resto de él.

Stone cold touchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora