No puedo creer que es navidad.
Y que yo estoy intentando jugar hockey.
—Damon, esto es ridículo. No podría acertarle a ese arco ni aunque mi vida dependiera de ello.
—¿Quién fue la que dijo que el hockey era fácil? —arquea una ceja hacia mí.
—Dije <<estúpido>>, no <<fácil>> —ruedo los ojos e intento golpear el disco hacia el arco otra vez, pero se pasa por más de dos metros, y casi le doy a Damon. Otra vez—. Realmente quisiera verte intentando un quad salchow sin morir en el intento.
—No sé de qué hablas, pero de seguro es más difícil que poner un disco en un arco.
—Esto ya dejó de ser divertido hace media hora cuando casi le doy al guardia de seguridad que pasó inocentemente dando una ronda. ¡En navidad! Imagina decirle a tu familia que estás en el hospital en navidad porque una chica loca te aventó un disco de hockey por la cabeza.
Damon sigue riéndose cuando patina hacia mí y me da un abrazo que no me demoro en corresponder.
—Realmente espero por tu bien que no sea de mí de quien te ríes —mascullo.
—No me atrevería.
—Más te vale —intento que mi voz suene amenazante, pero me estoy riendo también. Esta ha sido una de las mejores navidades por lejos, incluso si me la he pasado rabiando con un palo de hockey y un disco que se niega a ir donde le ordeno.
Luego de unas horas tonteando en la pista de hielo y de besarnos hasta que el guardia decidió sacarnos, volvemos a casa de Damon, donde los preparativos para la cena navideña estaban casi listos. Los padres de Damon habían decidido invitarnos a mamá y a mí para la cena, y por supuesto, habíamos aceptado. Sería la primera navidad que no pasaríamos solas luego de dos años.
—¿Qué te pasó en el brazo? —le pregunta Ash a Damon cuando se arremanga la camisa para lavarse las manos.
Hemos decidido cambiarnos en habitaciones separadas, porque incluso nosotros sabíamos a los límites que éramos capaces de llegar si nos poníamos las manos encima estando desnudos.
—Blake me aventó un disco de hockey. Supongo que fue mi error por pensar que no debía llevar protecciones mientras le enseñaba a mi novia a jugar.
—Realmente fue sin querer, y ya dije que lo sentía —murmuro, sonrojándome.
—Qué feo moretón —Ash se ríe—. Comienzo por sospechar que Blake siempre supo jugar y solo lo usó de excusa para golpearte.
—Yo no haría eso —hago una mueca.
—No lo sé, te ves como el tipo de chica que lo haría —dice Ash y se aleja de mí antes de que pueda empujarlo.
—La cena está lista —nos indica Denisse desde la sala, y los tres nos movemos hacia nuestros respectivos asientos.
—Todo se ve delicioso. Gracias por invitarnos —le digo a Denisse, que está terminando de poner los platos sobre la mesa.
—No me agradezcas solo a mí. Tu mamá hace un pudín de navidad que ya quiero probar.
Asiento y le doy una sonrisa a mamá, que está escuchando como el doctor Hunter se queja de que el hospital es un desastre ahora que ella no es la jefa del sector de aseo.
No puedo creer que somos dos millones de dólares más ricas y que mamá nunca tendría que trabajar turnos dobles otra vez. Papá se había demorado varias semanas en liquidar dinero y vender propiedades para traspasarnos el dinero, pero finalmente luego de un mes todo el dinero estaba oficialmente en la cuenta de mamá.
ESTÁS LEYENDO
Stone cold touch
RomanceBlakely "Blake" Brooks es una prolija patinadora artística. Damon Hunter es un aclamado jugador de hockey local. Luego de que su padre las deja sin nada, Blake y su madre se ven obligadas a mudarse a la única propiedad que aún poseen en la hermética...