Damon
Blake se ha quedado dormida.
Su cabello aún está mojado por la lluvia, y a pesar de que lucho contra los impulsos sobreprotectores no puedo evitarlos. Me levanto y voy por una coleta a la pieza de mamá. Encuentro una en el velador y vuelvo con Blake. Apenas puedo concentrarme en lo que voy a hacer. Su pecho sube y baja al ritmo de su lenta respiración y puedo ver su cuerpo completamente desnudo esparramado en mi cama.
No era así como esperaba que terminara el día.
Con cuidado de no despertarla, levanto un poco su cabeza para ordenar el cabello mojado que está desparramado en la almohada. Lo amarro desprolijamente con la coleta lo suficiente como para que no moje el resto de su cuerpo. Blake tiene mucho cabello y es muy largo, así que el agua no se secaría fácil, pero al menos no estaría revoloteando alrededor de su cuerpo desnudo. Podría despertarla para que pudiera secárselo y ponerse algo de ropa, pero no soy capaz de interrumpir su sueño. Es la primera vez que veo a Blake durmiendo a mi lado, y se ve tan hermosa como cuando está despierta. Quizá incluso más inocente y tranquila.
Suspiro y me giro a pesar de mí mismo. Quiero despertarla y cogerla otra vez, también quiero despertarla y secar su cabello, y al mismo tiempo mi mente quema pidiéndome que la saque de ahí y le diga que esta es la peor decisión que he tomado.
Pero no puedo. ¿Podré hacer eso alguna vez luego de esto?
A pesar de que nada me gustaría más que apreciar el cuerpo desnudo de Blake por el resto de la noche, peleo con mis instintos y decido en desfavor a ellos. Hace frío, hay una tormenta afuera y su cabello está mojado, y por mi propia sanidad mental, decido que es mejor taparla.
Luego de que termino de arroparla, prendo la calefacción a 21 grados. La habitación se vuelve templada en cosa de minutos y casi parece que Blake está más cómoda.
Mientras la miro, me pregunto qué pasará ahora. Blake había confiado en mí a pesar de todas las razones más que lógicas para no hacerlo, demostrándome su profunda confianza y la bondad de su propia inocencia. Intento conciliarla con el apellido de su padre y de su tía, pero no hay un punto de comparación. Blake es completamente distinta.
¿Qué pensaría Scott?
Scott siempre fue el callado de la familia. Observaba a la distancia y no emitía juicios de valor aunque lo orillaras a ello. Te apoyaba si lo necesitabas y era el primero en respaldarte si arruinabas las cosas. También solía ver el lado bueno de todo.
Pero ese era el Scott de 12 años. Luego de esa edad, era una persona distinta, y ni siquiera yo sabía qué diría respecto a esto.
—Scott, me acabo de acostar con la sobrina de Helen Brooks y la hija de Steven Brooks —confieso en voz alta, como si Scott pudiera oírme—. Soy el peor hermano del mundo. Lo soy, ¿no?
—No seas duro contigo mismo.
Ashton está en el marco de la puerta. Sé que Blake está tapada hasta el cuello, pero no pienso en eso mientras lo empujo fuera de la habitación, sintiéndome extrañamente posesivo como nunca me he sentido con nadie.
—¿Qué haces aquí? Pensé que te había mandado a volar —gruño.
—Mira, Damon. Hay una tormenta afuera y no quería morir en el intento. Solo me fui a dar una vuelta a la cabaña de visitas mientras solucionabas las cosas con Blake, lo que por cierto significó mojarme incluso más. También me puse hielo en el ojo morado que me dejaste otra vez. Además, veo que... las solucionaron más que bien.
No sé qué pensar de la actitud de Ashton. Por un momento pensé que estaría involucrándose románticamente con Blake, solo para descartarlo luego y volver a creerlo después de encontrarlos en esa posición tan comprometedora.
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Stone cold touch
RomantizmBlakely "Blake" Brooks es una prolija patinadora artística. Damon Hunter es un aclamado jugador de hockey local. Luego de que su padre las deja sin nada, Blake y su madre se ven obligadas a mudarse a la única propiedad que aún poseen en la hermética...