Intento no pensar en Damon en el camino a casa. Había estado tan sumida en sus palabras crueles que ni siquiera había escuchado cuando una de las amigas de Evangeline había intentado molestarme en el receso del almuerzo.
Fred me había preguntado innumerables veces qué sucedía conmigo e innumerables veces le había negado que me pasara algo. Fred era genial, y un buen confidente, pero estaba tan asustado del equipo de hockey como lo estaba yo. No quería contarle sobre más de mis proezas con Damon Hunter solo para hacerlo sentir inútil porque no podía hacer nada por mí.
Estoy pensando en qué hacer para calmar los ánimos con Damon antes de que las cosas se pongan peores cuando un auto se para a mi lado y toca la bocina. No conozco el auto, y en Wolf Lake todo el mundo conoce a todo el mundo. No puedo ver al conductor porque los vidrios están polarizados, pero mi curiosidad acaba cuando veo que es Ashton.
—Siento mucho lo que pasó, Blake. Quería decírtelo en la escuela, pero ya sabes cómo es Damon...
—No te preocupes, Ash. Estoy bastante acostumbrada a los desplantes de Damon —me acerco un poco a la ventana de su auto para poder hablarle—. No entiendo cuál es su problema.
—¿De Damon? Probablemente un montón. De todas formas, lo siento.
—No es tu culpa —me encojo de hombros—. No te sientas responsable por sus acciones.
Parece como que Ashton va a decir algo, pero no lo hace.
—¿Quieres que te lleve a tu casa? —pregunta.
—Es muy amable de tu parte, pero solo estoy a dos minutos y me gusta caminar.
—Está bien, Blake —me sonríe amablemente—. Nos vemos por ahí.
—Nos vemos —me despido y lo veo alejarse por la calle.
No tengo idea cuál es el fin del primo de Ashton. No logro identificar si habla conmigo porque odia a su primo y quiere molestarlo o porque conoce cómo realmente es su primo y siente pena por mí. De cualquier forma, Ashton es la menor de mis preocupaciones. No parece en lo absoluto tener la misma maldad en sus ojos que tiene Damon, y no vi ninguna pizca de odio en ellos. Ya que Damon me odia sin motivo alguno y solo porque está loco, no me hubiese extrañado que Ashton fuese exactamente igual, pero al menos ahora tengo un problema menos del que preocuparme.
Cuando llego a casa, mamá está preparando la cena. Le digo que no se preocupe, que sé cómo cocinar, pero ella insiste. Tres días a la semana ella acude a su trabajo de medio tiempo en la tienda 24 horas de la ciudad por lo que solo tiene unas pocas horas luego de llegar del hospital para darse un poco de tiempo, pero mamá siempre ha sido muy sobreprotectora. Si puede evitarlo, no me deja hacer mi propia comida y tampoco me deja trabajar los fines de semana para ayudar en casa, a pesar de que soy completamente capaz. Los sábados y los domingos solo entreno por la mañana, porque lo que no me molestaría buscar un trabajo que se adecúe a mis horarios, pero mamá... bueno, mamá prefiere hacer todo el trabajo duro solo para que yo me concentre en lo mío.
—No tendremos tiempo de almorzar juntas, Blake —se lamenta—. Tendré que llevarme la comida al trabajo.
—No pasa nada, mamá. De todas formas en un rato debo volar a la pista.
—Lo sé. Recuerda dejar tu corazón en el hielo como siempre haces.
—Siempre, mamá.
—Pórtate bien —me da un largo beso en la cabeza—, y saluda a Sandra de mi parte.
Luego de que mamá se va, como a bocanadas rápidas una gran porción de pastel de papas que saco aún caliente del horno. A pesar de que no tengo hambre, no puedo darme el lujo de no comer porque luego solo terminaría el entrenamiento más exhausta de lo normal. Tomo un vaso de agua cuando termino y corro a alistarme para poder llegar, como siempre, antes que las demás.
La pista de hielo queda a diez minutos caminando. Eso es lo bueno de la casa de Tía Helen: queda en el epicentro de Wolf Lake, y ya que no tengo auto me viene perfecto para poder caminar a todos lados sin sufrir demasiado en el intento.
Llego a la pista media hora antes del inicio de la clase. No hay nadie en los vestidores, así que me pongo mis patines, amarro mi pelo en una coleta alta y salgo a la pista. Puedo escuchar al equipo de hockey empezando su entrenamiento en la pista contigua a medida que voy patinando. Generalmente gritan un montón y siempre hay un herido de turno.
Intento ignorarlos, porque el solo hecho de pensar que están a unos pocos cientos de metros de mí me pone los pelos de punta.
Patino un rato hacia atrás y hacia adelante sumida en los mismos pensamientos que me habían aquejado por el último año. Estoy demasiado distraída como para concentrarme en hacer algo más solo seguir las líneas del hielo, así que solo puedo pensar en estirar mis piernas un poco y esperar a que en el entrenamiento se me pase.
Quince minutos después, Sandra llega con su hija del brazo, por lo que Evangeline tiene que ahorrarse sus comentarios venenosos. Sandra me tiene aprecio, y aunque a veces pienso que probablemente es mera lástima, para mí es suficiente. Si mi entrenadora de patinaje me rechazara como todos los demás, no tengo idea de qué haría.
A Evangeline no le agrada que su madre me ponga atención, ni tampoco que sea su competencia directa. Durante las vacaciones, luego de que yo hubiera sacado el primer lugar en una competencia estatal y ella el tercero, me había hecho la vida doblemente imposible, casi como si buscara la forma de hacerme sentir tan horrible que sintiera la necesidad de renunciar. Lo que Eva no sabía, es que la fuerza que me movía en este mundo eran mis patines. Ella podía recurrir a los trucos más nefastos y a las palabras más venenosas, pero si había algo que no iba a lograr, era bajarme de mis patines y sacarme de la pista de hielo.
Siempre fue así, incluso desde el primer día que me vio pareció odiarme. Entonces, Damon estaba poniéndome más atención de la que ella aprobaba, pero Damon jamás había estado interesado en mí, así que no tenía idea por qué tanto dramatismo por ello.
Misterios de la vida. Probablemente ella estaba igual de demente que Damon.
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Stone cold touch
RomantizmBlakely "Blake" Brooks es una prolija patinadora artística. Damon Hunter es un aclamado jugador de hockey local. Luego de que su padre las deja sin nada, Blake y su madre se ven obligadas a mudarse a la única propiedad que aún poseen en la hermética...