AMENAZAS

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CAPÍTULO SEIS

Amenazas,

— Hay algo que llevo queriendo preguntarte desde hace... Mucho tiempo. — Confesó el más alto mientras tomaba de las manos de la mayor y le miraba a los ojos. — Al principio me frustré mucho porque no sabía cómo expresarlo, y cuando creí poder hacerlo, fuiste llevada al reformatorio y debí de esperar por todo un maldito año.

— ¿Qué es, Keisuke? — Baji sonrió, revolviendo sus cabellos con una mano, estaba sumamente avergonzado.

— ¿Podríamos... Avanzar en esta extraña relación? Es decir... ¿Serías mi... Novia? — Las mejillas de Yune comenzaron a tornarse rojizas lentamente, hasta que todo su rostro fue invadido por aquel tono rojizo.

La chica no pudo evitar pellizcarse disimuladamente para asegurarse de que aquello no era un sueño nuevamente, después de todo le era común soñar con esta situación. Keisuke le observó en silencio, esperando una respuesta de la mayor, quien segundos después suspiro, elevando la mirada para mantener el contacto visual con el pelinegro.

— Keisuke. — Llamó, posando su pequeña mano a comparación con la contraria sobre la suave mejilla del menor. — Sí quiero.

[...]

El sonido de la puerta abriéndose alertó a dos hermanos, quienes giraron su rostro hacia la entrada del departamento en el cual residían, Yune elevó la mirada, encontrándose de inmediato con los curiosos ojos de sus dos hermanos mayores. Una sonrisa se estiró en su rostro al darse cuenta de que el hermano de en medio finalmente había sido dado de alta, y no pudo evitar caminar hacia él y abrazarle.

— Oye, espera, espera. — Pronunció el mayor, quejándose. — Aún duele.

— Lo siento, me alegra que volvieras a casa. — El mayor dejó escapar una risa nasal, y sin poder evitarlo estiró sus brazos, envolviendo a su hermana menor con ellos.

— Rindo, tenemos visitas. — El mencionado desvío su vista a la puerta, encontrándose con unos ojos que miraban a ambos hermanos. No sabía decir si sus ojos mostraban frialdad, nerviosismo, alerta o vergüenza, quizá todas ellas juntas, pero lo más notable era la emoción.

— Capitán de la primera división de la Tokyo Manji Gang, Baji Keisuke ¿No es así? — Rindo sonrió burlón.

— No son necesarias las formalidades. — Aseguró Keisuke. Yune se acercó al chico, tomando su mano y guiándole hasta el sofá, en dónde tomaron asiento juntos.

— Hay algo que quiero decirles. — Quizá era muy precipitado de su parte querer hablar de aquello con sus dos hermanos, pero después de todo eran eso: Sus hermanos mayores, en quienes más confiaba.

No es necesario. — Ran tomó asiento al lado de su hermano menor, pasando un brazo sobre los hombros contrarios. — No somos tontos, querida hermana.

— Por lo menos tuve la iniciativa de decirles, imbéciles. — Baji elevó una ceja, la familia parecía menos caótica de lo que imaginó desde tiempo atrás, por su mente solo pasaban escenas en las que entre los tres se golpeaban entre sí y discutían por absolutamente todo, pero al final del día era todo lo contrario, los hermanos Haitani eran realmente unidos.

— Sabíamos que mi hermana menor sentía algo por alguien desde hace bastante tiempo, solo era cuestión de esperar a que llegase con alguna persona a casa. — Rindo acomodó sus lentes, mirando al menor.

— Pero jamás creímos que nos encontraríamos con un líder de la Toman. — Finalizó Ran, sonriente.

— Sé que la situación entre la Toman y ustedes es complicada, pero preferiría dejarlo de lado. — Los presentes se sorprendieron ante la formalidad del pelinegro.

𝑶𝒖𝒓 𝒎𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔 [𝑩𝒂𝒋𝒊 𝑲𝒆𝒊𝒔𝒖𝒌𝒆 𝒙 𝑶𝒄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora